Los niños, esas personitas en miniatura que nos alegran tanto la vida aunque en ocasiones estrangularíamos en plan Hommer y Bart Simpson. El dilema cuando llega una boda es ¿qué hacemos con ellos? Dependiendo de la edad, te dejarán más o menos disfrutar del día. Si es boda de noche, los más pequeños no aguantarán y se quedarán dormidos por las esquinas o se pondrán irritables a causa del cansancio (a mí también me pasa). Algunas parejas lo tienen muy claro, nada de niños en su boda. Porque corretean, hacen ruido y siempre tienen las manos pegajosas. Además no dejan a sus progenitores disfrutar de la boda.
Pero por otra parte, hay parejas que no tienen con quien dejar a sus churumbeles, o les hace ilusión llevárselos a todas partes, o ¿a quién no le gusta una damita de honor con corona de flores?
Sinceramente, las bodas no están ideadas para que los niños se lo pasen bien, ninguno aguanta una sobremesa de 4 horas (¡no aguantan ni una de media hora!) así que si no vais a vetar a esos locos bajitos en vuestro gran día, sería buena idea organizar alguna actividad o juego con ellos (de la mano de algún monitor o animador, así sus papis también pueden disfrutar un ratito ‘sin’ niños) pintacaras, globoflexia, juegos al aire libre, pomperos, hinchables (¡seguro que más de un mayor acaba saltando como un loco!)…
Si vais a tener a muchos niños y de edades parecidas, estaría bien que estuvieran en una mesa para ellos solos (con algún adulto que les supervise). Así pueden comer antes y salir a jugar mientras los mayores están en el banquete.
Yo añadiría un kit con juegos, libros de colorear, algún juguete, puzzles, chuches…
Elaborar un libro de actividades personalizado para ellos no es muy dificil, y si no, podéis descargaros éste (en inglés).
Durante el baile, tampoco podemos olvidarnos de ellos y alguna canción debería estar dedicada a los más peques.
Y en vuestras bodas, ¿habrá niños?
¡Feliz lunes!
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