Uno de los entresijos que más me gustan del mundo del arte es acercarse primero a la obra y después al artista. Viendo su obra puedes determinar cómo es el artista que la creó. Y la verdad es que Carlos No me sorprendió, porque yo me lo imaginaba con una personalidad bastante diferente a la realidad.
Un personaje tranquilo, apaciguado, meditativo, curioso, no pensé que fuera capaz de generar estas obras. Pero días después me di cuenta que había juzgado quizás demasiado deprisa su obra el año pasado (ver post aquí).
Obras que te impactan por el mensaje oculto que transmiten, pero que son el resultado de una profunda investigación en el concepto que quiere transmitir en cada obra. Su producción no es enorme porque es un gran perfeccionista que cuida al máximo cada detalle de sus obras. Son obras tan expresivas, que incluso creo que cualquier discurso añadido es secundario.
La verdad es que conocerlo a él y a su simpática galerista fue uno de los mejores momentos que pasé en esta edición de SWAB, incluso se animaron a ver el final de la Champions en plena feria de arte ¡Português super, muito obrigado!