Carme Portaceli y su reflexión sobre una matanza de judíos en Polonia

Por Nestortazueco

(Barcelona, 08/07/2011, Europa Press)

‘La Nostra Classe’ se pudo ver en Polonia el pasado mes de noviembre –no sin cierta polémica– y esta versión de Portaceli, que estará en Barcelona hasta el 24 de julio, llegará en abril al Festival de Varsovia.

La directora Carme Portaceli estrenará en el Festival Grec de Barcelona ‘La nostra classe’, una obra de Tadeusz Slobodzianek basada en la historia real de la matanza de Jedwbane (Polonia), en la que cerca de 1.600 judíos murieron quemados por sus propios vecinos.

La masacre se produjo en 1941 y la versión oficial de la historia siempre culpó del suceso a los invasores nazis, hasta que unos estudios publicados hace apenas unos años demostraron que los autores fueron, de hecho, los mismos compañeros y vecinos de las víctimas.

Con esta verdad incómoda, Portaceli ha construido un montaje introspectivo que tiene “categoría de gran poema”, y que se podrá ver en el Teatre Lliure de Gràcia a partir de este martes.

Para hablar de la culpa colectiva y de cómo los extremismos de los nacionalismos y las religiones pueden convertir en enemigos a amigos de toda la vida, la acción se traslada a la inocencia de una clase de colegio, y está protagonizada por diez actores: cinco judíos y cinco católicos.

David Bagés, Rosa Boladeras, Jordi Brunet, Ferran Carvajal, Roger Casamajor, Lluïsa Castell, Gabriela Flores, Albert Pérez, Xavier Ripoll y Albert Triola protagonizan esta obra coral, y más que interpretar escenas de violencia, reflexionan y explican sus vivencias, pues el texto, como ha explicado el traductor, Joan Sellent, es revolucionariamente discursivo.

La trama se estructura en catorce escenas-lecciones que van desde 1931 hasta nuestros días y en las que los personajes –que están sobre el escenario en todo momento– rememoran, una vez muertos, las escenas de odio, tortura e instinto de supervivencia.

“Nosotros mismos nos lo explicamos a nosotros mismos para entender por qué lo hicimos”, ha comentado Casamajor, que ha remarcado que el autor del texto no divide entre ‘buenos’ y ‘malos’, algo que todavía levanta suspicacias en Polonia, donde muchos no aceptan que la masacre fue cometida por compatriotas y no por los nazis, como siempre se había creído.