Carolina de Mónaco volvió a demostrar una vez más su elegancia y su tremendo chic. Estaba espléndida con su vestido beige a la rodilla, con pedrería bordada, de Chanel Couture Otoño 2010, que combinó con un pillbox con tul a juego y zapatos y bolsito a tono. La número uno sin lugar a dudas.
Mary de Dinamarca, impecable y muy favorecida con un traje de chaqueta con peplum y falda granate a la rodilla , que combinó con zapatos de charol de salón y bolso de mano de piel de reptil. Su sombrero gris era precioso y favorecedor. Ocupa el segundo lugar de nuestra lista.
La Princesa Salma de Marruecos, con un elegante caftán en azulón a juego con peep-toes. Nos encantó con su melena de fuego rizada y su sonrisa. Tercer lugar.
¿Elegancia? en gris, blanco y nude:
Maria Chantal de Grecia. Falla la zona del escote, con esa transparencia en pico, poco apropiada para una boda religiosa y además el vestido no le favorece en la zona del pecho, parece que le aplasta.
La cuñada de la novia, Tessy de Luxemburgo, con un vestido gris por encima de la rodilla a juego con una bonita pamela consigue un buen look. Bonitos los zapatos y el bolso.
Mirian de Hungria, Princesa de Tirnovo, un leve exceso de volantes, jaretas y enorme pamela, no estropean el correcto resultado final. Un diseño de Eduardo Ladrón de Guevara.
Victoria de Suecia, original tocado y bonito abrigo, un poco largo y el vestido asoma ligeramente por debajo. Ha tenido días mejores.
El vestido de Clotilde de Saboya no es nada feo, pero aparece muy arrugado y le sienta mal en la zona del pecho, además el tocado es demasiad pequeño. Marta Luisa de Noruega ha elegido bien un diseño que la favorece porque disimula sus caderas. El tocado es muy bonito y le sienta bien.
Condesa de Wessex, estampado exótico:
Paisajes, flora y caballos forman parte del estampado de este vestido estilo años cincuenta, que combinó con tocado con plumas, de Jane Taylor y zapatos de tacón estilo salón negros.
Exagerado y feo, Máxima de Holanda:
La blusa color mostaza con esas mangas es exagerada y fea, aunque lo verdaderamente llamativo es el tocado con esas plumas encima de su cabeza y otras dos kilométricas que sobresalen. Adoramos a Máxima, pero en esta boda, tanto la noche anterior como el día de la ceremonia religiosa no ha acertado.
Mathilde de Bélgica, poco favorecida: