Vladímir Shújov diseñó tras el triunfo de la Revolución Rusa de 1917 la torre Shábolovka, que posteriormente adoptó su nombre, como gran símbolo del progreso tecnológico de la URSS. Ante la intención del presidente ruso de desmontarla, la comunidad internacional le ha dirigido una carta a Vladimir Putin para intentar salvar este símbolo de la arquiterctura constructivista.
diarioDESIGN se suma a la protesta. Putin, ¡no tires la torre!
Diversas personalidades de la arquitectura, entre las que se pueden encontrar Tadao Ando, Rem Koolhaas, Kengo Kuma, Thom Mayne y Elizabeth Diller han firmado esta llamada de urgencia a Putin para detener la demolición de este icono, mientras que en la capital rusa se están llevando a cabo diversos eventos culturales que incluyen visitas guiadas a la zona, en una iniciativa de The Constructivist Project y uno de los bisnietos de Shújov, para dar a conocer y tratar de salvar la torre de comunicación.
La carta íntegra se encuentra en el siguiente enlace: http://theconstructivistproject.com/a-letter-to-putin
Fue levantada entre 1919 y 1922, en plena guerra civil rusa, por lo que Vladímir Lenin no pudo satisfacer la demanda de su autor de 2.200 toneladas de acero para completar su altura, mayor que la de la Torre Eiffel de París, quedándose en 160 metros. Su estructura de geometría hiperbólica inventada por el ingeniero en 1896, cuando construyó una torre de agua de 37 metros para la Exposición de Rusia en Nizhni Nóvgorod, revolucionó la arquitectura.
Se compone de seis secciones de 25 metros cada uno y una antena en su punto final. Estas secciones están fijadas cada una en la parte superior, estando la sección más inferior apoyada sobre una cimentación de hormigón de 40 metros de diámetro y de 3 metros de profundidad. La construcción de la torre fue realizada mediante un método telescópico, por lo que no fueron necesarios andamios ni grúas. Las secciones superiores fueron ensambladas con las inferiores sucesivamente, y mediante poleas y cabestrantes se fueron elevando sobre cada una.
Debido a su entramada estructura, el acero de la Torre de Shújov experimenta una carga mínima frente al viento (el principal peligro de una estructura de gran altura). La sección de la torre está conformada por sencillos hiperboloides de rotación realizados por vigas rectas, cuyo extremo se apoya sobre los anillos circulares. Esta solución estructural en forma de red también ha sido usada por Antoni Gaudí.
Esta y otras estructuras de acero de su autor supusieron una revolución para el diseño industrial como soporte para la arquitectura. Y su herencia puede verse hoy en construcciones como el Teatro de la Ópera de Pekín, el patio interior del Museo Británico, la torre de televisión de Cantón o la nueva torre de control del aeropuerto de Barcelona-El Prat:
Pero el tiempo no pasa en balde, y la Torre de Shújov está sufriendo un tremendo deterioro por culpa de la corrosión y la oxidación del acero, por lo que el gobierno ruso presidido por Vladimir Putin ha dispuesto su demolición.
Para salvar este emblema de la arquitectura civil rusa y mundial, el historiador Jean-Louis Cohen y el fotógrafo Richard Pare, expertos en arquitectura soviética, han escrito una carta abierta, exponiendo que la torre representa “una contribución única al genio ingenieril ruso” y “una parte esencial del patrimonio de Moscú“.