Cartas de arena en una botella...
No quiero ser rescatado como Robinson Crusoe; sería ridículo, además... sé andar sobre las aguas...
Simplemente escribo una y otra vez sobre una lámina de arena, la escurro luego dentro de una botella amarrada por el cuello, la tapo y la lanzo a varios metros de la orilla... cuando alguien la encuentre importa muy poco que no entienda lo que escribo cada día sobre la arena... escribo, precisamente, acerca de lo que a casi nadie le importa; y los otros, los que sí se interesan, ni siquiera necesitan destapar esa botella y acomodar la arena en una superficie plana para leerla; ellos y ellas, los que saben leer criptogramas en la arena, pueden muy bien recibir el mensaje indirecto a través del vidrio...:
La casa, los muros;
la herida de las horas que chorrea ese densomiasma de silencios...... el vendaval, las maromassueltas;el velamen rasgado o rojo...los improperios verdes de antaño...
Todo va y olvida poco a pocoesa rígida función del protocolo estivalsi alguna que otra avecruza con retrasoel arrival... la función...
... los hemiciclos... las campanas mudasel torbellino estáticode la luzque derraman las farolasen la acera ausentede esas calles que conducen a ningún sitio...:
Son estos los pedazosde esa extraña ciudadque flota en el mapadel diario adelantado, eseque tal vez publicaran mañana...
... y es quevoy de jinete de mi propio fantasma;cabalgo en la noche azul de alguna canción que compuso alguienno sé por cuáles razones...---
(Texto y Poema, Autor: Víctor José Guindo Singh.)