La primera vez que oí hablar deFriedensreich Hundertwasserfue en una exposición póstuma que se hizo en el Museo Nacional de Arte Moderno en Kioto, cerca alsantuario de Heian. Me conmovió la primorosa dedicación con la que el artista había hecho sus maquetas, cuidando detalles extremos, de la misma manera que cuando niño me conmovía ver la casita de golosinas de Hansel y Gretel en un colorido libro de cuentos (en realidad no encontré muchas diferencias entre ambas casas), y de hecho me sorprendió saber que algunos de estos proyectos habían llegado a construirse.Unos años más tarde, unpost de mi amigo Martín Lisnovskiresumía en una crítica poco constructiva pero muy divertida la primera impresión que me había dado la obra de Hundertwasser. Sin embargo, el post de Martín culmina con un pedido, solicitando alguna razón para defender la obra del pintor austriaco.Detalles de la Hundertwasser Village, ubicada frente a la casa.Es así que, una vez en Viena, me dispuse a visitar algunas de las obras del artista para tratar de entenderlas, en especial la Hundertwasserhaus Wien, y si bien no creo estar en la capacidad de defenderlas, esta entrada es un modesto intento por explicarlas.SOBRE FRIEDENSREICH HUNDERTSWASSERSi se enfoca la obra del artista desde una perspectiva puramente arquitectónica es probable que la encontremos epidérmica, superficial, decorativa y superflua. En su lugar habría que enfocarla más como un ropaje artístico puesto sobre un edificio (algo parecido a lasinstalaciones de Christopero permanentes), pero con un mensaje estentóreo y llamativo: dar calor humano a los edificios.Nacido como Friedrich Stowasser en 1928, este pintor vienés fue un rabioso opositor al Estilo Internacional, que caracterizó las unidades de vivienda construidas en Austria de la postguerra, ya que las consideraba faltas de humanidad, forzando a los seres humanos a vivir en cajas de zapatos. "El ornamento puede ser una mentira, pero no es un delito", decía criticando la famosa obra de Adolf Loos. En ese sentido, coincidía en mucho con la filosofía del postmodernismo de los 70s y 80s.Fue además un temprano promotor de la defensa de la ecología, llegando a protestar desnudo contra las armas nucleares. Proponía el extenso uso de vegetación en las viviendas, para así devolver a la naturaleza parte del terreno utilizado en una edificación. Es cierto que yaLe Corbusierhabía propuesto similares ideas desde la orilla del racionalismo, y que no necesariamenteun edificio tiene que ser invadido por una junglapara ser ambientalmente eficiente (comoalgunos edificios de Norman Foster, por ejemplo), pero la obra de Hunterwasser buscaba ser provocadoramente llamativa y dar un mensaje ambientalista efectista que cualquier persona pudiera entender (hoy el mensaje ecologista está en boca de todos, 30 años atrás no lo era tanto).Esta protesta y su ideal de volver a la naturaleza fue plasmada en todas sus obras, pero fundamentalmente en su estilo de vida. No aceptó pago por su trabajo en la Hudertwasserhaus, y cuando murió en Nueva Zelandia fue sepultado, de acuerdo a su deseo, envuelto sólo con un lienzo. Sobre su tumba se plantó un árbol como símbolo de que su vida continúa.LA CASA HUNDERTWASSER – KRAWINALa casa se ubica en la esquina de las calles Löwengasse y Kegelgasse, en el Tercer Distrito vienés. La volumetría de la edificación, aunque en un estilo diferente, mantiene la altura del edificio adyacente, pero se descompone en la esquina. El proyecto del conjunto habitacional fue iniciado en 1980 y su construcción finalizó en 1986. Consta de 50 departamentos, 4 locales comerciales y un consultorio, ocupando un área de 3556 m2.Ver ubicación en Google MapsUno de los aspectos más curiosos de la casa (como si no hubieran ya muchos) es su tenencia. Este no es un emprendimiento privado sino una obra pública y el edificio pertenece a la ciudad de Viena. En 1977 el alcalde de la ciudad Leopold Gratz ofreció a Hundertwasser un predio donde pudiera llevar a cabo sus ideas con libertad. El alcalde también contrató a los arquitectos profesionales Peter Pelikan y Josef Krawina para que desarrollaran el proyecto básico de arquitectura.La casa Hundertwasser-Krawina recién inauguradaKrawina fue uno de los primeros en proponer terrazas ajardinadas en Viena, y compartía una preocupación por reforzar el vínculo entre el hombre y la naturaleza. El arquitecto y el artista propusieron 16 terrazas individuales y 3 terrazas comunes.La casa es diferente en cada una de las 4 estaciones.Además de las terrazas hay algunos “’arboles inquilinos” que crecen al interior de las casas y que salen hacia afuera. Por tanto la vegetación tiene un rol importante desde el punto de vista ambiental (purificando el aire y mejorando el microclima), estético (ofreciendo un colorido follaje estacional que esconde su protagonismo sólo en invierno) y propagandístico (como evidente mensaje ecologista).Pero es en la fachada donde el artista llevó a cabo sus ideas. Buscó que cada departamento difiera del otro buscando su individualidad dentro del conjunto, y para ello se valió de diversos colores, texturas, mosaicos, formas y posición de ventanas, etc.Sin embargo los colores no fueron impuestos por Hundertwasser, ya que cada usuario tenía derecho a pintar su fachada libremente desde su ventana, hasta donde le alcanzara el brazo.Es bastante curioso que una parte de la fachada reproduce el antiguo edificio que existía en el solar, pero aparece como si hubiera sido rasgado, como quien remueve una vieja capa de pintura.Por otro lado, algunas partes son de un gris oscuro, marcando las zonas comunes de la casa: el café terraza, el jardín de invierno, el cuarto de juegos, las circulaciones y los locales comerciales.Vistas de las circulaciones desde el patio interiorAdemás de sus variados colores, la fachada es ornamentada con columnas, cúpulas acebolladas (símbolo de religiosidad y comunes en edificios circundantes), imágenes de bolos y leones (el solar está ubicado en la esquina de las calles Löwengasse y Kegelgasse, que significan Calle del León y De los Bolos respectivamente) y otras alegorías.Delante del edificio se encuentra una plaza presidida por una fuente. Llama la atención la topografía ondulante del piso y es que busca recrear el desnivel de los suelos de los bosques. "Un piso ondulado es una melodía para los pies", solía decir el pintor. Los pisos han sido trabajados con ladrillos reciclados, mosaicos e incluso trozos de lápidas.Frente a la pileta se ubica un portal que conduce hacia un patio interior. Curiosamente, encima de él, en vez de rellenar la bóveda, se utiliza su desnivel como parte del salón de juegos.Salón de juegosAl interior, las zonas comunes, como salas de juego, pasillos y escaleras fueron detalladamente decoradas por el pintor. Incluso los baños han sido trabajados de forma especial.Por lo demás, el artista dio libertad a los usuarios no sólo de pintar sus fachadas y el interior de sus casas, si no de sus pasillos (si intento hacer algo así en mi departamento mi casera me mata).Por supuesto, uno podría pensar que tal obsesión por la individualidad habría de ser una pesadilla para los constructores pero, según el propio Hundertwasser, ellos estaban siempre muy entusiastas de participar en una obra diferente a las estandarizadas. De hecho, si bien el artista trabajó apasionadamente muy pendiente de los obreros, les dejó expresar su propia creatividad en algunas de las obras artísticas del conjunto. Lo que sí hubo que cerrar el acceso a miles de curiosos que impedían el desarrollo de las obras, y hubo más de un choque entre los distraídos conductores que quedaban anonadados ante tan particular construcción.¿Gaudí? Pienso que no, hay demasiadas diferencias con la obra del maestro catalán. No todo lo que tiene mosaicos rotos es gaudiano. Gaudí fue fundamentalmente un vanguardista (por algo se llamó a su estilo “modernismo”). Hay una gran diferencia conceptual entre el carácter experimental, la concepción integral, el manejo del espacio y la osadía estructural de laCasa Milá, que expresa una pasión por la naturaleza pero buscando su esencia geométrica y lógica, utilizando técnicas y materiales novedosas a principios del siglo XX, y el colorido y romántico ropaje postmoderno de la Casa Hundertwasser, que me evoca más a unapintura de Gustav Klimtpero en los años 80. Una estridente epidermis que recubre un edificio por lo demás convencional, y que de este modo refleja las ideas de Hundertwasser al llamar a la vivienda “la tercera piel” humana (siendo la primera nuestra piel y la segunda el vestido).Eso no desmerece, por cierto, el hecho de que la Hundertwasserhaus sea el tercer sitio más visitado en Austria, aunque sólo por afuera, y sobre todo que sus 200 residentes, apartados de las hordas de turistas y envueltos en este mundo fantástico creado para ellos y en cierto modo por ellos, estén felices de vivir allí. Y he aquí un buen punto a su favor.La Hundertwassehaus en un sello postal austriaco.Fuente: http://moleskinearquitectonico.com