Casarse en Nochevieja y combinar el blanco de tu vestido con ese toque glitter que ese día está permitido. Aplicar el rojo en tus complementos a juego con los de tu chico.
Casarse en Nochevieja y colgar muérdago a la entrada del salón y besarse justo debajo.
Casarse en Nochevieja y que toda la decoración este llena de serpentinas, confettis y toques glitter. Como tu vestido.
Casarse en Nochevieja y brindar con las copas entrelazadas y vuestras alianzas dentro de ellas. Brindar vosotros y con todos. Atragantarse con las uvas a la vez que todos tus invitados, empezar el nuevo año rodeado de todos, todos los que son importantes para vosotros.
Terminar y empezar el año recibiendo montones de abrazos. Brindar con cava pero dejar que tu tío saque la botella de Sidra El Gaiteru (etiqueta dorada eso sí).
Casarse en Nochevieja y salir todos al exterior a quemar ese viejo calendario para a continuación lanzar farolillos voladores con deseos para el año nuevo.
Transformar la decoración y que termine siendo parte tuya. Bailar con un collar de serpentinas al cuello. Tocar (o intentar) tu canción favorita a ritmo de matasuegras. Alternar las copas con el cava.
Casarse en Nochevieja y empezar a tomar las uvas en los cuartos por aquello de mantener las tradiciones, escuchar a tu abuela decir que ella no llega a la del año siguiente. Alucinar ahí fuera con esos fuegos artificiales. O esas tracas. O esos petardos sueltos.
Cantar esas canciones que sólo están permitidas ese día al año, bailar con tu suegro con un sombrero de colores en la cabeza, atrapar a tu chico con serpentinas.
Casarse en Nochevieja y alargar tu boda. Pasar de la Candy Bar e irse directos al Chocolate con Churros y a las Sopas de Ajo a eso de las 6 de la mañana cuando los tacones digan que ya no pueden más. Desayunar descalzos. Caminar descalzos.
Ir hacía el siguiente año. Terminar un año y empezar otro con los tuyos, los suyos, los vuestros. Todos. No habrá mensajes a móviles ni llamadas imposibles de realizar porque la red está saturada. No harán falta porque todos están en tu boda.
Casarse en Nochevieja y gritar todos a coro ¡¡Feliz Año nuevo!! y evitar las peleas por en qué cadena se ven las campanadas. O no.
Empezar el año pegándole un buen bocado, vestida de blanco y radiante de felicidad. Terminar el año de preparativos al ritmo de una conga.
Casarse en Nochevieja tiene que molar. Y mucho.
¿Te animas?