Cuando me preguntan por un deseo de esos imposibles que cumplirías si te tocaran muchos millones en algún juego de azar, siempre pienso en que me compraría una casa con vistas al mar... El mar, la brisa, el color azul, el relax del sonido de las olas, las gaviotas... todo acompaña para crear el ambiente perfecto y si está acompañado por una buena arquitectura, integrada en el paisaje, y un paisajismo que enfatice la relación con el mar y las vistas hacía el horizonte... ¡qué más se puede desear!
Muchas revistas de arquitectura y diseño nos deleitan con imágenes de casas con vistas al mar, especialmente en algunos de esos paraísos lejanos que hacen que la imaginación se desborde... quién pudiera permitirse un apartamento con vistas en Punta del Este, una pequeña cabaña en Isla Mauricio, una casa con piscina desbordante en Ibiza, una villa en la playa en los Hamptons, o una de las bonitas casas en Monterey con vistas hacía la bahía.
Desde el punto de vista del jardín es especialmente importante ubicar adecuadamente la piscina, ya que es uno de los elementos que nos conecta con el mar de forma más directa, la mejor fórmula es la sencillez: líneas depuradas, materiales naturales y un adecuado color del fondo de la piscina para armonizar con el paisaje marino.