Como ya os dije en el anterior post, me inicio en el mundo del fondant y este pastel es el primer trabajo (me refiero a algo digno de enseñar) que hice. Todo hay que decirlo, tuve ayuda de una amiga ya experta en estos líos.
Fue el regalo de cumpleaños de mi sobrina Naia. Cumplía cinco años y para una princesa que mejor regalo que un castillo. Lo mejor, ver su cara cuando vio la tarta. Aunque poco duró entero, decenas de pequeñas manos de abalanzaron sobre él para coger trozos de fondant.
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