Barcos de papel
se acercan a la orilla,
para ver el sueño que yace
sobre la tierra mojada.
Barcos de papel,
hundidos junto a la playa,
donde la mar
se traga la esperanza,
ante la mirada distante
de las sombrillas clavadas.
Las Ilusiones se derrumban
entre palas, cubos y rastrillos,
por manos inocentes olvidadas.
Caen Castillos de arena.
Fueron los pies de los gigantes,
esos que miran a otro lado,
los que pisaron tu destino
dejando a los tres años,
una Vida truncada.
Llega el atardecer,
calla el sol,
languidece el día entre la bruma del horizonte.
¡Y tú!,
tú te marchas,
en los brazos de un desconocido,
un rostro, que sin nombre
llora sobre tus ojos,
ante la ceguera del mundo.
En ese instante,
dos orillas se miran,
la tuya,
la mía.
Sienten la tristeza de la espuma
bañando tus labios,
acariciando un destino roto,
descosido por el hambre.
Somos dos orillas,
la mía, la tuya,
que sienten el mismo dolor,
porque ambas saben de caminos olvidados
donde se encontraron dos muertes.
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