Son dos situaciones altamente dramáticas, con docenas de víctimas mortales aunque diferentes por su localización y contexto.
El atentado de las Ramblas se produce en un contexto urbano, donde en breves minutos acuden todos los servicios de emergencias (“first responders“) de respuesta inmediata. Además de los 17 fallecidos en el lugar del atentado, había casi un centenar de heridos que fueron trasladados principalmente al centro sanitario más próximo, que era el Hospital del Mar, situado junto a la playa, a más o menos un kilómetro de las Ramblas. La particularidad de esta catástrofe, aparte de la variedad y gravedad de lesiones, resultó ser la distinta procedencia de las víctimas, en su mayoría turistas, y la diversidad de idiomas. Más del 60% de las víctimas eran extranjeros que hablaban hasta una veintena de idiomas diferentes.
Los trabajadores sociales asignados a los equipos de mergencias y los del hospital, tuvieron que trabajar my duro y durante varios días para coordinar y atender las necesidades que las víctimas y sus familias planteaban. Desde dificultades de identificación a quienes habían perdido o no portaban identificación, pasando por el alojamiento de familiares, los acompañantes y los que fueron llegando al conocer la notícia, como, al final, el traslado de los fallecidos a sus lugares de origen.
La catástrofe de Germanwings, en los Alpes franceses, no tuvo supervivientes. Pero al producirse, varias docenas de familiares fueron acudiendo al aeropuerto de Barcelona, a la busca de noticias y demanda de asistencia para la identificación y repatriaciación de los restos. Canalizar y atender todas las necesidades generadas y a un numero considerable de quienes, de alguna forma, eran víctimas secundarias del accidente, llevó varias semanas de trabajo para los Trabajadores sociales que formaban parte de los equipos de atención. Vale notar que, con frecuencia y ante calamidades diversas con víctimas, oimos en los medios referirse a la presencia de psicólogos entre el personal que acuda a prestar asistencia, esencialmente en la gestión del duelo. Sin pretender pontificar ni, mucho menos, menospreciar la tarea de nadie, parece obvio que, tras los momentos iniciales y,especialmente con las víctimas secundarias, lo que parece más importante es la atención a las necesidades sociales: alojamiento, intendencia, transporte, identificación, trámites con las aseguradoras, soluciones funerarias, información (información, información, información…). Para todo ello están mucho mejor dotados los trabajadores sociales. Y tienen más recursos.
En la práctica asistencia pediátrica, fuera de situaciones catastróficas o calamidades, también resulta más útil contar con la cooperación de quien tiene los recursos sociales. Tanto si es en Urgencias , como si se trata de Atención Primaria, todo el entorno del niño enfermo, su familia, su escuela y, especialmente cuando se trata de gente con necesidades especiales por sus limitaciones o precariedad, es fundamental disponer y contar con Trabajadores sociales.
La escasez de estos profesionales en nuestro ámbito asistencial sanitario está necesitada de corrección.
X. Allué (Editor)