Una de las enfermedades de las vías respiratorias que pueden llegar a ser más dolorosas es la sinusitis. Se trata de una infección de los senos paranasales causada sobretodo por su obstrucción. Puede ser aguda, intermitente o crónica.
La sinusitis se asocia a una infección de las vías respiratorias superiores, a la rinitis, fibrosis quística, infecciones dentales… Sus síntomas más habituales son la cefalea, secreción mucopurulenta y fiebre, aunque también se produce sangrado de la nariz, tos, falta de olfato y dolor al masticar, entre otros. En el caso de la sinusitis crónica destacan un intenso dolor facial, secreción purulenta, congestión nasal y cefaleas.
En la mayoría de los casos la historia clínica y una exploración física son suficientes para que el médico haga un diagnóstico correcto de sinusitis. Las radiografías de senos y los TAC se reservan para las sinusitis difíciles de diagnosticar.
El tratamiento médico de la sinusitis se dirige a tratar la infección y a drenar los senos obstruidos. Se centra en la administración de antibióticos y de descongestivos orales y corticosteroides tópicos. En los pacientes con rinitis alérgica se combinan los descongestivos y antihistamínicos para reducir las secreciones. La posibilidad de una intervención quirúrgica como tratamiento definitivo se limita a los casos más complicados de sinusitis como la aguda, la insensible a la terapéutica médica enérgica y la crónica recidivante. Así y todo a la operación debe seguirle un tratamiento médico completo que evite una recidiva importante de la obstrucción de los senos y, por lo tanto, de la enfermedad.