Cautivos de la Presencia ausente… ¡SED LIBRES!

Por Kheldar @KheldarArainai

Como sabrás si me has seguido durante el tiempo suficiente, o si miras los archivos del blog, llevo unos cuantos meses sin publicar nada.

Lejos de la lógica que impera entre los blogueros en todo el mundo, y especialmente entre los que se dedican a dar consejos para ser blogueros de éxito… Resulta que este “abandono” no sólo no me hizo desaparecer del panorama, sino que tuve picos de aumento de miles de visitas en algunos días. Gracioso, ¿verdad?

Todo porque la gente dejó de buscar lo reciente y entró a ver lo que ya estaba ahí… Y porque me ofrecí a estar yo mismo presente.

Llevo pensando durante el tiempo suficiente que este esfuerzo por estar constantemente actualizando los blogs y tratando de sorprender a los que nos leen está consiguiendo en realidad alejarnos de ellos y ponernos detrás de un muro. Quizás la fachada es bonita, pero no deja de separarte de aquellos con los que se supone que quieres conectar.

Y, para colmo, tiene un problema añadido: no te permite estar presente frente a ti mismo. Tiene narices que a veces se me olvide una cita que puse en el blog desde el día cero:

“Es mejor escribir para uno mismo y no encontrar público, que escribir para el público y no encontrarse uno mismo.” (Cyril Connolly)

He notado este efecto de desconexión y ausencia mucho más en las personas que comenzaron con blogs “personales” y terminaron tratando de hacer marca y negocio con ellos. Por supuesto, no me salgo del saco porque es prácticamente lo que ha ocurrido con La Vida es Fluir; con la salvedad de que esto buscaba desde el principio ser una plataforma de conexión y comunicación entre quienes todavía respetan y valoran el Amor y la Autenticidad.

Siempre ha estado ese matiz de presentar mis reflexiones y experiencias, tanto a mi aire como en relación a propuestas y solicitudes, y otras experiencias en común con mis lectores y amistades (e incluso mis parejas en aquellos instantes)… Y en algún momento, se me animó a hacer negocio con ello y me pareció bien. La cosa ha conducido a libros, tertulias, conferencias, grandes amistades por todo el globo y demasiadas locuras para una sola vida que todavía no suma un cuarto de siglo. Nada mal, la verdad.

Pero el asunto de fondo es otro. Los blogs a los que señalo, sin dar nombres porque está muy feo, están llenos de comentarios (presumiblemente gracias al consejo estrella de que la presencia en blogs ajenos hace que más gente llegue al tuyo, aunque tu presencia sea genérica o una puta mierda directamente).

Si vas a cualquier post de los inicios del este blog, hay muchos que no tienen más que unos cuantos comentarios, y verás que de repente los comentarios a las entradas empezaron a ser únicamente de personas que no tenían acceso directo a mí para conversar.

Confieso que gran parte de los comentarios vienen de conversaciones privadas con la persona que comenta, a quien animé personalmente en su momento a compartir sus impresiones porque pensé que cualquiera que se moleste en leer los comentarios agradecería un punto de vista más para hacer contraste. Al final dejé de animar a la gente a hacer esto, y me limité a tener las conversaciones.

Dicho de otra forma: escogí la presencia. Por simbólica que fuese.

Me parece importante mencionar que aposté por la claridad antes que por la cantidad de información que ofrezco. Y dejaré claro por qué.

Una discusión a la que se están añadiendo cosas nuevas constantemente no puede llegar a conclusiones claras con la misma facilidad que si uno hace lo que estoy haciendo ahora: aprovechar todo aquello en lo que estoy presente y que me llega para conectar ideas y personas.

Si he trabajado antes un cierto tema en cualquier cosa que haya publicado yo, o donde haya participado, o que simplemente haya leído y recuerde (cosa que se me da genial, y que me ha granjeado el curioso apodo de Sergipedia), hago dos cosas muy sencillas: 1) remitirle la información al interesado, y 2) conversar al respecto para ver hasta dónde llegamos con su interés y el mío combinados.

Con ese proceder, por ejemplo, le hice llegar a un amigo (y miembro de uno de los grupos en los que me vuelco actualmente) información sobre un tratamiento que puede evitar que una operación de cáncer de médula deje paralítico a otro amigo suyo. En realidad es más bien un tratamiento que le ayudaría a recuperar la capacidad de mover su cuerpo gracias a un electroestimulador, incluso aunque éste se encuentre apagado… Si es que el alto porcentaje de lesión terminase por hacerse real.

Otros ejemplos incluyen actividades interesantes, inusuales y de coste asequible para otro gran amigo que desea celebrar su boda en los próximos meses; información sobre la tecnología que podría ayudarnos a cambiar la forma en que socializamos y nos educamos a un estudiante de ingeniería desencantado con lo suyo; compartir consejos sobre hábitos para mejorar el descanso y la condición física que he podido poner en práctica incluso habiéndome operado de la rodilla estas navidades con gente que no quiere o no puede ir al gimnasio… Y cosas en esa onda.

Soy mejor con el enchufe que cualquier político, con la salvedad de que lo que yo conecto son buenas posibilidades con las personas capaces de hacerlas realidad.

Un par de las salidas profesionales de la carrera que estudio (Pedagogía) son la orientación y la consultoría.

Estas figuras profesionales, o mejor dicho las personas que a ello se dedican; más que un vasto conocimiento académico y conceptual tienen que a) saber dónde se encuentra la información que necesitan para enfrentar una situación, b) cómo acceder a ella y manejarla adecuadamente, c) cómo proporcionarla de la manera más asequible para quien la va a recibir, y d) ser capaces de ampliar la información, además de conducir a dicha ampliación y favorecer que la persona receptora la emprenda por sí misma.

Por esa parte todo guay. Es mi razón para no seguir haciendo tanto ruido como los autodenominados pro-bloggers (por bueno o malo que sea lo que ofrezcan, ojo)… Y en vez de eso, convertir el trato conmigo en pura música.

Decía un fiera del rap en una de las canciones que da nombre a este proyecto y blog: “convoco a mi público a la catarsis”. Con esa idea os dejo.

Sentados a la mesa con vosotros mismos, id al encuentro de la conexión última con ese yo que (a no ser que mucho me confunda con mi público y mis amistades) todos tratamos de conocer y aceptar incondicionalmente, porque sí. Porque nos gusta estar a gusto en nuestra propia piel.

Un fuerte abrazo.

PD: la invitación a conversar que hice circular por e-mail a principios de año sigue en pie. Si ya empezaste a hacerlo, continúa. Si no, empieza cuando quieras (si es que quieres).

Imagen destacada: Death Gun, un personaje de la saga Phantom Bullet en Sword Art Online.