¿Qué pasaría si como sociedad perdiéramos parcialmente la visión?@doctorcasado pic.twitter.com/PLRbs1YRcD — Érika Alcalde (@Akirealcalde) May 6, 2015
¿Qué pasaría si nuestro nivel de conciencia fuera cada vez menor?
¿...si cada vez nos sintiéramos más cansados, agobiados, sobrepasados?
Tal vez esté pasando y no nos estemos dando cuenta pese que filósofos como Byung-Chul Han hayan vendido miles de libros denunciándolo. El verdadero reto es que este cansancio, esta fatalidad de ser hiperactivos y de estar encadenados a nuestros móviles y adminículos, no es privativa de nuestro entorno europeo. Si se dan un paseo por Beijing, El Cairo, Buenos Aires ó Bangkog verán al personal evolucionar por la calle cómo en la viñeta que ilustra esta reflexión.
Y esto termina muchas veces en la consulta del médico de familia. "Doctor estoy agotado", "hágame unos análisis que no puedo más", "venía a por el chequeo, me siento débil...". ¿Cómo no vamos a estar agotados con el ritmo de vida que llevamos? pero ¿cuándo fue la última vez que reflexionamos sobre el tema?
Los profesionales sanitarios somos malos ejemplos en cuanto a serenidad y relajación. Lo normal es que estemos estresados y agobiados, al menos en Atención Primaria que es lo que más conozco, pero me consta que en todos los servicios sanitarios cuecen habas. Parece prudente que fuéramos los primeros en empezar a evaluar si nuestro nivel de agobio es compatible con un correcto desempeño de nuestras funciones, a nivel laboral y personal. Tal vez después seamos capaces de acompañar en mejor situación a nuestros pacientes.