El Alzheimer creo que no entiende de fiestas, ni de Navidades, ni de celebraciones. Pero nosotros sí, eso no nos lo puede quitar.
Hemos pasado las Navidades, y con ellas las cenas y comidas especiales en las que se reúne la familia. Haya el número de personas que haya en las reuniones familiares de Navidad o de la fecha señalada que sea, si en la familia existe un enfermo de Alzheimer, la situación no da tregua, pero podemos realizar la celebración igual, y pensar que aunque la persona no entienda la razón del evento, los motivos que nos llevan a organizarlo, ni los rituales, el cariño que está presente en este tipo de reuniones, es lo que en definitiva cuenta para el/ella.
Reunirse para celebrar la Navidad, un cumpleaños o una fecha familiar señalada no necesariamente tiene que tener un significado para nuestro familiar enfermo de Alzheimer ni ser comprendido por el/ella. A veces la familia se frustra pensando que el enfermo no sabe en qué fecha se encuentra, y por ello piensan que no tiene sentido hacer una celebración como podían hacer antes. No es necesario que la persona enferma entienda qué se hace o qué no se hace en Navidad, ni siquiera es necesario que cante villancicos con nosotros, aunque sea eso lo que más desearíamos, sólo es necesario que viva las festividades, reuniones o celebraciones rodeado de personas que lo quieren, lo respetan y lo hacen partícipe, en la medida de lo posible, de la razón de la alegría compartida.
¿Cómo se afrontan estas situaciones?
Ni la Navidad, ni la enfermedad son cosas que van a detenerse. La persona enferma de Alzheimer, independientemente de la fase en la que se encuentre es la misma persona que disfrutaba de las Navidades o no lo hacía, antes de manifestarse la enfermedad, pero lo que sí está claro, es que estar rodeado de personas alegres, y de cariño, es lo mejor que le puede suceder.
Si la persona se encuentra en una fase inicial, podemos hacerle partícipe de la decoración de la casa, los villancicos, y todos los rituales que deseemos realizar junto a el/ella. No nos olvidemos que el enfermo ha podido varias su opinión acerca de las Navidades (por ejemplo), obedeciendo al cambio de carácter que pueden tener en fases iniciales. Puede que odiara las Navidades y ahora le emocione decorar la casa con nosotros o tararear algún villancico conocido o viceversa.
Si la persona se encuentra en una fase más avanzada o avanzada de la enfermedad, le podemos hacer partícipe también, pero de otras formas. El paciente reaccionará positivamente a una canción o villancico que conozca de su juventud y que le siga causando alegría, emoción...etc. cualquier actividad que los estimule puede ser un gran empujón para el ánimo de los familiares a la hora de compartir festividades con un enfermo de Alzheimer.
Es difícil encontrar en unas fechas como las Navidades equilibrio entre lo que nos rodea y la tradición seguida durante toda nuestra vida y la situación que vivimos en casa si en ella habita un enfermo de Alzheimer, sobre todo si éste se encuentra en una fase avanzada de la enfermedad. Los sonidos estridentes, el incremento de visitas en el domicilio, el cambio de casa para celebrar comidas o cenas o la decoración (árbol, luces...etc.) puede desorientarlo y causarle miedo o desconfianza, por eso es preciso calibrar qué podemos o no hacer para seguir celebrando las fiestas como hemos hecho siempre, en el caso de que haya sido así, y el bienestar de nuestro familiar.
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