Celler Escoda-Sanahuja

Por Jgomezp24
Joan-Ramon Escoda se muestra tal y como son sus vinos: sin dobleces, francos y sinceros, con los matices que la tierra de la Conca de Barberà (DO Conca de Barberà) y las características de la añada quieran dar a sus uvas, y sin tapujos. Es de los que dice lo que hace y hace lo que dice. Su manera de trabajar la tierra (en suelos muy calcáreos, con variada profundidad de arcilla y bastante canto rodado, 9 Ha en la zona de su bodega, en Prenafeta; y 4 Ha en la de la viña La Llopetera, todas de propiedad, más la uva con certificación ecológica que compra en Blancafort) es la de la biodinámica: hace su propio compost con boñiga de oveja y de los caballos percherones que tiene en la propiedad (aprenden a labrar los viñedos, pero ése es un oficio complicado y su tierra la trabajan, todavía, las máquinas, aunque poco: una de sus viñas emblemáticas, Els Bassots, de chenin blanc, llevaba cinco años sin haber sido labrada hasta que tuvo que darle una ventilación a principios de 2013); aplica, con unas maravillosas mochilas metálicas que le hicieron ex profeso en Alemania, las dinamizaciones de los preparados 500, 501 y Maria Thun; no utiliza cobre y sus cepas reciben sólo azufre (una mano). Es de los que se atreve a trabajar sin sulfitos en todo el proceso de vinificación y de embotellado, aunque no atiende de manera especial al cuidado de una atmósfera anaerobia y superreductora. Obviamente, sus vinos saben a ese concepto, como saben a lo que más importa a Joan-Ramon: la añada. Para él, y eso es en lo que más insiste, lo único que cuenta es la añada, la añada y…sí, ¡la añada!
Su bodega está llena de depósitos de acero inoxidable y de barricas con la excepción de la pequeña tinaja de barro en la que elabora, junto a la otra mitad de su alma (Laureano Serres, de Celler Laureano Serres Montagut, en Pinell de Brai), el vino ¿Vamos? ¡Vamos!, del que se siente muy orgulloso de su cosecha 2012. Laure aporta el 50% de los mostos con que se hace este vino único, de cariñena y macabeo, mientras que Joan-Ramon propone el otro 50%, con cabernet sauvignon y sumoll blanco. El resultado, con fermentación alcohólica en tinaja de barro y algo de velo en flor, es un vino muy atractivo, con aromas a tierra mojada tras la lluvia de agosto, con aires de ceniza de sarmiento (¡y no ha tocado la madera!) y de cerezas. También probé lo que va a ser el Brutal 2012, es decir la parte de Joan-Ramon embotellada sola pero hecha de la misma forma y con el añadido de algo de sumoll tinto. Incisivo, vertical, eléctrico…Y en el patio están ya, reposando, dos enormes vasijas de barro de Miravet de 2000L, ¡hechas en 1904! Los vinos de Escoda-Sanahuja tienen otra característica: sus fermentaciones alcohólicas arrancan cuando quieren y paran, claro, cuando quieren. Normalmente son muy largas. Eso le da un plus de complejidad al vino y a sus sabores. Cuando probé lo que va a ser Els Bassots 2012 (100% chenin blanc), el trabajo de las lías estaba muy presente (aromas a levaduras prensadas), pero el vino te llenaba todos los poros: flor de tilo, complejidad muy grande, carnosidad e intensidad. Va a ser una gran añada para uno de sus vinos emblemáticos. El otro vino que más me gusta de Joan-Ramon, La Llopetera, es un monovarietal de pinot noir y 2012 va a ser, de nuevo, una añada especial, para seguir de cerca. Con apenas una maceración de cuatro días, prensado y fermentación alcohólica en inox, será un vino casi sin barrica, que va a devolvernos la esencia del puro zumo de fruta (uva, se llama uva) fermentado. Creo que va a ser de las mejores que he probado jamás de esa finca, con una floralidad grande y un sabor a picota desbordante. ¡Aires del sur de la Borgoña en la Conca de Barberà!
Me fui contento de Prenafeta. Escoda-Sanahuja sigue progresando y pronto vamos a ver allí un edificio que va a integrar un pequeño restaurante y la nueva bodega: en la foto, Joan-Ramon me muestra el trabajo hecho con las paredes subterráneas, increíble. El comedor de ese restaurante será una atalaya de privilegio sobre la llanura de Montblanc. Desde allí, un programa de cocineros de todo el mundo, que Joan-Ramon ya tiene apalabrados (secreto, secreto…), hará nuestras delicias en períodos de por lo menos seis meses. Comer allí y beber vinos de Escoda-Sanahuja y de los viñerones que trabajan como él va a ser delicioso. Y una realidad dentro de no mucho tiempo.