Rafael tenía dieciséis años y no era un revolucionario, sino músico. Pero el asesinato de su padre y su deseo de venganza lo llevarán a cabalgar junto al general Pancho Villa, un viejo filósofo, Longinos, y una muchacha india, Reina Huarte. Con ellos, y con su inseparable trompeta, recorrerá el estado de Chihuahua entre emboscadas, trenes y disparos por el desierto bajo el objetivo de la cámara de un joven director americano, Raoul Walsh.
Una aventura que marcará a Rafael para siempre y de la que no conoceremos su desenlace hasta muchos años después en un estudio de cine de Hollywood.