Centro Cultural Oscar Niemeyer, Goiânia

Por Marcelogardinetti @marcegardinetti

Oscar Niemeyer, 1996

El Centro Cultural Oscar Niemeyer está situado sobre una planicie de 26 mil metros cuadrados, en un área semirural al borde de la autopista que conecta Goiânia con Belo Horizonte. Niemeyer fue convocado en 1999 para diseñar el Monumento a los Derechos Humanos en un solar en Lagoa das Rosas, pero esa idea fue abandonada por cuestiones ambientales.

En este proyecto, como en la mayor parte de la obra de Niemeyer, rige un criterio personal de escala y proporción. No persigue una definición formal regida por una estructura compositiva clásica, sino en la aplicación de un régimen autónomo y personal que se encuadra atípicamente en el movimiento moderno. Aunque su trazo artístico es determinante en el modelado de las formas de su arquitectura, las referencias a Le Corbusier están presentes en sus diseños, en mayor o menor medida, desde aquel primer encuentro en Rio de Janeiro1.

El Centro Cultural de Goiânia se compone de cuatro volúmenes puros de formas diferentes, dispuestos alrededor de una gran plaza cultural, la "Esplanada da Cultura", dedicada a conciertos y eventos artísticos. Esta disposición es similar a la que Niemeyer adopta en Aviles, un equipamiento para la producción de contenidos culturales, con la plaza como estructurante de áreas autónomas donde cada contextura volumétrica se asocia a una función. A menudo se reprocha a los edificios de Niemeyer el ser esculturas autónomas, ajenas a sus alrededores. Contra la opinión dominante, muchos de sus edificios son verdaderas apropiaciones del territorio urbano, y constituyen una crítica de los sistemas de valor de ocupación de la tierra, así como de la erosión de la vida urbana. (Philippou, 2013,25)

El acceso a la plaza está enmarcado por el volumen del teatro y el monumento a los derechos humanos. El teatro es cúpula blanquecina que emerge del suelo con un aforo de 3.700 espectadores. El acceso, planteado hacia el interior de la plaza, permite una lectura límpida del volumen desde el exterior. A su derecha, el Monumento a los Derechos Humanos se destaca por la intensidad de su color rojo y por su forma punzante, poco frecuente en la obra de Niemeyer. Es una pirámide triangular de 75 metros de altura, que contiene un pequeño espacio y un auditorio de 170 asientos debajo de la explanada.

Sobre el mismo sector, unos metros detrás, se encuentra el Museo de Arte Contemporáneo, formulado mediante un volumen circular sostenido por un pilar central. Esta separación permite una lectura límpida y completa del volumen, solo alterada por la rampa de acceso que lo vincula con la plaza. El cuerpo elevado contiene el espacio de exposición permanente y un entrepiso que aloja las exposiciones temporales. El resto del programa se ubica en el subsuelo: una galería de exposición, la administración, y los servicios.

Como telón de fondo de la plaza se encuentra la biblioteca pública, una caja elevada sobre pilotes con lados longitudinales de vidrio y trasversales opacos, que reformula las prédicas de Le Corbusier2. Es un pabellón de tres pisos, el de mayor superficie del conjunto, con un restaurante panorámico ubicado en la terraza.

Para Niemeyer, "Lo que más nos gusta de este proyecto, además del aspecto innovador, es la gran superficie de hormigón, la explanada cultural. Con esta solución, la plaza y el estacionamiento están bien definidos. Tres edificios se dispusieron en este plano: el gran volumen de hormigón donde se encuentra la biblioteca, el centro musical y el Museo de Arte Contemporáneo, en forma de un cilindro blanco. El primero es un gran edificio, con tres pisos de pilotaje. La segunda, servida por una rampa, tiene una gran área de exhibición y un extenso entrepiso perimetral para la exposición de grabados y dibujos. El tercero, el centro de música, tiene auditorios en los niveles superiores e inferiores, así como bares/restaurantes. Y, completando el conjunto, el Monumento a los Derechos Humanos, un gran triángulo de hormigón rojo que da al complejo la importancia deseada.3"

La enorme explanada sobre el llano horizonte enfatiza las formas autónomas y ratifica las cualidades límpidas de la composición. Como señala Philippou, "en Niemeyer, la forma está asociada a la capacidad de ordenar y estructurar el espacio público. Niemeyer sigue sosteniendo la posición de que la arquitectura, en el contexto de una infraestructura económica capitalista, sin medios para controlar la producción, no puede llevar a cabo ningún cambio social. Su arquitectura supone la consciencia de su propia subordinación ideológica al modelo de modernización burguesa y capitalista adoptado por Brasil, lo que permite establecer una diferencia respecto de las vanguardias románticas europeas, como lo demostró Manfredo Tafuri. Sin embargo, así como su disidencia con los valores del funcionalismo no es una negación de la función, la disidencia de Niemeyer con los valores de la llamada arquitectura social no es una negación de la función social de la arquitectura. (Philippou, 2013,25)

En los últimos años de su carrera, Niemeyer profundizó la reciprocidad entre sus edificios y el terreno, para forjar nuevos modos de habitar el espacio público. La apropiación espontánea de esos espacios plantea una reformulación en la relación de edifico con la ciudad y establece una práctica abierta de la arquitectura, donde los edificios forman la escenografía de un espacio comunitario. Niemeyer abolió cualquier modo de exclusión del espacio público, mediando estrategias que promueven nuevas relaciones entre los edificios y los habitantes. Lo que persiguió Niemeyer es una democratización de la arquitectura patrocinada por una élite adinerada y políticamente poderosa (Philippou, 2013,25).

En las formas de su arquitectura, Niemeyer se desvía de los principios del movimiento moderno, poniendo énfasis en una expresión artística libre y personal. Compendia formas únicas sobre un escenario abierto e ilimitado, porque es en esos espacios donde la comunidad goza de derechos igualitarios.

Notas:

1 "Le Corbusier y Niemeyer se encuentran por primera en Río de Janeiro, en 1936, en ocasión del desarrollo del proyecto para la nueva sede del Ministerio. Las ideas básicas, materializadas en diferentes croquis conceptuales y en algunas sugerentes perspectivas que enmarcan el paisaje barroco de la bahía de Guanabara, pertenecen a Le Corbusier" (Bullaro,2014,40)

2 "Fue a través de las enseñanzas de Le Corbusier que Niemeyer experimentó las infinitas posibilidades plásticas de la caja, del volumen asociado a la línea, formas recurrentes a lo largo de su obra. La caja como elemento autónomo, pero al mismo tiempo cerrado y abierto, opaco y transparente. Contenedor de un orden pitagórico, pero también límite de la arbitrariedad curvilínea. Y a su vez, el desmembramiento de la caja, en la multiplicación de las cajas, en la caja dentro de la caja, en el paso del orden compositivo al desorden programado, a la libertad distributiva de los componentes regulares." (Segre,2011,10)

3 Oscar Niemeyer, reportaje de Fernando Serapião, Projeto Design 326 (2007)

Bibliografía:

Bullaro, Luca, "Moderno y tropical: la reinterpretación de los principios lecorbuserianos en las primeras obras de Oscar Niemeyer" Dearq 15 (2014), 38-53 ISSN 2011-3188.

Bullaro, Luca, "Oscar Niemeyer: ensayos tipológicos y morfológicos sobre la arquitectura de formas libres" Colombia: Arquetipo Volumen 15, (2017), 115-132

Philippou, Styliane, "El modernismo radical de Oscar Niemeyer" Arquitectura y Urbanismo vol.34 no.2 La Habana mayo-ago. 2013

Segre, Roberto y José Barki, "Niemeyer: La poética de una experimentación Creadora", Arquitectura y Urbanismo, vol. XXXII, no 3, (2011), 8-17, ISSN 1815-5898

Fotografías: ©Leonardo Finotti

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