Chagall: El color inunda Madrid

Por Carol

El violinista (1912-1913)

Ya os comenté la semana pasada que había visto la mitad de la muestra dedicada a Marc Chagall que tienen en la Fundación Caja Madrid, ahora, tras haberla completado con la visita al Museo Thyssen, os puedo asegurar que esta va a ser una de las exposiciones imprescindibles del año, algo que, si os gusta el arte no podéis perderos bajo ningún concepto. Marc Chagall es único, con el color, el dibujo y una fuerte carga simbólica como señas de identidad, sus cuadros son claramente reconocibles. Esta retrospectiva a su obra, la mayor que ha habido hasta el momento en España, recoge 169 obras procedentes de colecciones privadas y de los mejores museos y galerías de todo el mundo. Cada cuadro de Chagall es como un gran sueño con pequeños detalles, tanto que podríamos quedarnos contemplando cada cuadro horas y horas y seguir descubriendo pequeños guiños, gestos o personajes en él.

Sueño de una noche de verano (1913)

La muestra se estructura de manera cronológica, comenzamos en el Thyssen con El camino de la poesía, desde sus inicios en Rusia y sus primeros años en París hasta su exilio forzoso en Estados Unidos, así como su experiencia en la Rusia Revolucionaria y su regreso a Francia en los años 20, en un periodo que comprende de 1909 a 1947. En esta primera parte la fuerza de las tradiciones, lo sagrado, el mundo onírico, los cuentos, la Biblia, la guerra y el Éxodo, son los temas recurrentes. La primera sala nos introduce en Rusia: fuentes y tradiciones, Marc Chagall nació en 1887 en Vitebsk (Bielorrusia), una población con una importante comunidad judía. Esa infancia feliz, llena de tradiciones, ritos, sentido de comunidad y familia, legado ruso y judío, impregnará su obra durante toda su vida. En 1907 Chagall se trasladó a San Petersburgo para estudiar en la escuela de la Sociedad de Patrocinadores del Arte, una vez conseguido cierto reconocimiento como artista, se trasladó a París, al bohemio barrio de Montparnasse, donde la vida cultural y artística bullía en aquel momento.

Entre perro y lobo (1938-1943)

A continuación, asistimos a Tradición y ruptura, donde podemos ver cómo toma la tradición pictórica para romper con ella y crear algo nuevo, algo que será su sello de identidad. Los años de París significan para Chagall un aprendizaje y un enraizamiento aún más profundo con su pueblo natal, al que añora profundamente. Lo sagrado y la poesía serán dos constantes en su obra, la religión siempre ocupará un papel importante en ella, la poesía será el otro eje vertebrador, siendo él mismo poeta y codeándose con los escritores más relevantes de la época como Apollinaire, Breton o Malraux.

El poeta tumbado (1915)

El sueño y la realidad es otra de las dualidades, quizá la más importante, de los cuadros de Chagall. Las obras presentan en principio un tema realista que, con poco que observemos, se descompone y deja paso a un mundo onírico y surrealista lleno de magia. La luz del color investiga en las tonalidades tan personales y fuertes que usa el artista, predominando los rojos y azules intensos. Siempre influenciado por su infancia, los Cuentos y fábulas aparecen una y otra vez reflejados en sus obras, resulta un lujo poder contemplar los maravillosos grabados que realizó para ilustrar la extraordinaria novela Almas Muertas de Gógol o las Fábulas de La Fontaine. Otra de sus grandes aportaciones a la ilustración fueron las que hizo de la Biblia que realizó tras un viaje a Palestina que le marcaría profundamente. Lo sobrenatural viene en este caso muy unido a su faceta religiosa.

La casa azul (1917-1920)

La guerra y el éxodo: Con una vida tan longeva como la suya (murió a los 98 años en Francia) Chagall vivió las dos guerras mundiales, la Revolución Rusa y un sin número de conflictos que terminaban siempre con el éxodo y el sufrimiento de la población. En 1914 regresa a su pueblo natal donde se casa con Bella Rosenferld con quien tiene a su hija Ida. Permanecería durante la Primera Guerra Mundial en Vitebsk, para posteriormente participar de manera activa en la Revolución rusa. El Ministro de Cultura Soviética lo nombró Comisario de Arte para la región de Vitebsk, donde fundó una escuela de arte. Sin embargo, no supo desenvolverse dentro del complejo sistema soviético, por lo que terminó por mudarse a Moscú y regresando finalmente a París en 1923. 

La virgen de la aldea (1938-1942)

Con la ocupación alemana de Francia durante la II Guerra Mundial y la deportación de los judíos a los campos de exterminio nazis, Marc Chagall se vio obligado a marcharse de París y buscar refugio en Estados Unidos. Gracias al periodista estadounidense Varian Fry, pudo escapar de Francia a través de España y Portugal para instalarse en Estados Unidos. 

Sobrevolando Vitebsk (sin fecha)

Pasamos en este momento al edificio de la Fundación Caja Madrid donde continúa la muestra bajo el nombre de El gran juego del color, que se centra en la evolución artística posterior a 1950, con dos grandes temas: La Biblia y el Circo. Aquí encontramos grandes cuadros, escultura y cerámica, y obras más variadas. Al terminar la II Guerra Mundial, Chagall regresa con su familia a Francia y se instalan en el sur, en Vence, donde viviría hasta su muerte. Su obra ya no se circunscribe solo a los cuadros, sino que se amplía a vidrieras y teatros, como el techo de la ópera de París o murales para la Metropolitan Opera de Nueva York.

Los tejados rojos (1953)

Una parte importante y quizá menos conocida de su producción son sus bellas cerámicas y esculturas, de las que podemos ver una pequeña muestra. También experimenta con el negro, volviéndose más oscuras sus imágenes, aunque las Luces del Mediterráneo también serán otro camino expresivo, influenciado por la intensa luminosidad del lugar donde vive.

Dos desnudos (1953)

Destellos de la última obra, nos muestra las ultimas producciones del artista, quien no dejó en ningún momento de innovar y de experimentar tanto en técnicas como en temas. Los libros serán también una constante, una presencia que siempre ha estado muy ligada al propio Chagall, gracias también a su estrecha relación con los escritores de su época, que se traducirían en la producción de ilustraciones de libros, litografías y grabados.

La guerra (1964-1966)

El circo es uno de los grandes temas de esta última etapa, el color, el movimiento y vivacidad de este mundo en continuo trajín atraen al artista, quien plasma toda esa vida en un lienzo. A pesar de que su obra es muy vanguardista, es imposible adscribirle a una corriente concreta, Chagall es Chagall, y con esta exposición es algo que se ha querido mostrar, convivió con otros artistas pero siempre conservó su estilo único y personal.

El circo rojo (1956-1960)

Ambas muestras pueden verse hasta el 20 de mayo de 2012, en la Sala de exposiciones temporales del Museo Thyssen-Bornemisza de martes a domingo de 10 a 19 horas y los sábados de 10 a 23 horas, al precio de 9 euros; en la Sala de exposiciones temporales de la Fundación Caja Madrid de martes a domingo de 10 a 20 horas, con entrada gratuita. No siempre es así, pero en esta ocasión diría que ambas partes son imprescindibles, lo ideal sería ver las dos. Sin embargo, si lo que falta es tiempo, recomendaría ver la del Museo Thyssen, con obras más sobresalientes, aunque en la Fundación Caja Madrid sean más abundantes y abarquen un periodo de tiempo más amplio. Pero que no os detenga el tema económico, es cierto que la entrada en el Thyssen es algo cara, así que si es por un tema económico que nada os frene, en la Fundación Caja Madrid la entrada es gratuita y vale de verdad la pena perderse entre los cuadros de este genial artista, una oportunidad única de poder verlos en persona. Espero que hayáis disfrutado de la exposición (aunque sea virtualmente) y que los que podáis os animéis a verla. ¡Feliz fin de semana!