Los platos clásicos, los de toda la vida, las típicas y ancestrales recetas malagueñas no faltan en “Mi cocina”, pero de vez en cuando me surge ése “lado rebelde” que hacen que mis comidas sean amenas y diferentes. No puedo remediar pasar de la comida más casera, la de los sabores ligados a lo tradicional, a la más exótica y rara para los paladares a los que estamos acostumbrados desde pequeños.
Es como si a la hora de cocinar tuviera una doble personalidad, una “personalidad alternante” como dirían quizás los psicólogos.
Eso me ha ocurrido hoy, me dió el avenate, como decimos los malagueños ( Traduzco: Avenate ataque de locura, impulso).
El menú lo tenía claro, de primer plato un buen puchero con sus garbanzos, con fideitos “O” y su ramita de hierbabuena; de segundo su “pringá”: un buen trozo de jarrete de ternera, pollo, un trozo de tocino con su papada y morcilla de Ronda, aplastándo tan riquisimo “mejunje” con un trozo de pan cateto. Pero de pronto, miro hacia mi pequeña y bien surtida biblioteca gastronómica y se me van los ojos para uno de mis libros preferidos: Wok NVG...lo abro al azar, veo una fantástica foto y ni corta ni perezosa, saco todos los ingredientes, adecuando algunos de ellos a mi gusto personal (ejemplo en vez de vino de arroz, usé vino blanco andaluz), me pongo manos a la obra; el resultado un fantástico plato de champiñones al más puro estilo oriental.
¿Como lo hice?
Ingredientes: 3 champiñones grandes, la parte más verde de un puerro, media cebolla dulce (blanca) , medio vaso pequeño de aceite de oliva, 2 cucharadas soperas de salsa de ostras (se vende en establecimientos orientales, incluso en grandes superficies, yo suelo comprarlo en un supermercado oriental de Torremolinos), dos cucharadas de vino blanco (he usado un fino Montilla Moriles) y dos cucharadas soperas de ajonjolí (semillas de sésamo).
Para prepararlo:
Limpiar los champiñones quitándoles el tronco.
En una sartén pequeña tostar el ajonjolí un minuto, que no se quemen y reservarlos.
Calentar una sartén poniendo la mitad del aceite y poner los champiñones dejándolos unos minutos por cada lado hasta que estén doraditos. Sacar y reservar.
Echar el resto del aceite y saltear la cebolla cortada en juliana y el puerro cortado en trozos, procurando que no se lleguen a quemar.
Volver a introducir los champiñones en la sartén y agregar el vino dejando evaporar un minuto.
Añadir las dos cucharadas de salsa de ostra y remover bien.
Echar el ajonjolí por encima, dejar cocer brevemente hasta que el liquido ligue y se consiga el espesor al gusto.
Disfruten de una cocina variada y divertida. Buen provecho.