Chantilly, Le Nôtre y el jardín barroco francés

Por Beldz

Hace poco, a raíz de la lectura de Los jardines del Rey Sol, de Ian Thompson, os hablé de la creación del laberinto de Versalles, un ejemplo magnífico de diseño barroco. Ahora me gustaría continuar tratando el mismo tema del jardín barroco francés, pero centrándolo en otro majestuoso palacio situado a pocos kilómetros al norte de París: Chantilly. Y todo ello teniendo en cuenta que se desarrolló bajo el reinado de Luis XIV (1643-1715), que fue esplendoroso para las artes. Por su corte desfilaron personajes de la talla de Molière, Jean Racine, Pierre Corneille, Jean Baptiste Lully, François Girardon, Louis Le Vau, Charles Le Brun o André Le Nôtre. En 1666, por ejemplo, el rey pudo celebrar la primera fiesta en Versalles, durante la cual se estrenó el Tartufo de Molière. De hecho, la construcción del palacio de Versalles fue el apogeo de su gloria -y también la condena de Nicolas Fouquet, su ministro de finanzas-. Pero empecemos primero con una pequeña biografía del máximo artífice de los jardines reales y aristocráticos durante buena parte del reinado de Luis XIV: André Le Nôtre. Luego, hablaremos un poco de los jardines de Chantilly. La mayoría de los textos que a continuación expondré, los he extraído de un libro publicado por h.f. ullmann titulado Grandes jardines de Europa.
En el reinado de Luis XIV el jardín francés, con la impronta decisiva de André Le Nôtre, terminó convirtiéndose en una impresionante obra de arte cuyo esplendor eclipsó a todos los jardines europeos. Los incomparables jardines de Vaux-le-Vicomte, las Tullerías de París y el indiscutible colofón final de Versalles fueron otras de sus tantas creaciones. André Le Nôtre nació en París, en el seno de una familia de jardineros. Su padre, Jean le Nôtre, ocupaba el cargo de jardinier en chef du roi (jardinero jefe del rey) y trabajó durante mucho tiempo en las Tullerías, en cuyas inmediaciones tenía una casa, en la que creció su hijo André. En 1637, a sus 24 años de edad, André ocupó el puesto de su padre y empezó a trabajar en las Tullerías. Fue allí donde aplicó por primera vez sus principios de diseño. La concepción total estaba claramente estructurada: un eje central dividía los jardines en dos sectores, formados por compartimentos cerrados y diversamente dispuestos. En el sector bajo había dos parterres bordados dominantes y con estanques centrales. El eje central terminaba en un estanque circular de mayor tamaño, que se correspondía con el estanque octogonal del final del jardín.
Como se desprende de las especificaciones de las pagas, en la década de los años ochenta del siglo XVII, Le Nôtre todavía trabajaba en las Tullerías, probablemente trazando y cuidando bosquetes. En 1642 se puso al servicio de Gastón de Orleans y trabajó en el Jardin du Luxembourg. Tres años después concebía el primer proyecto documentado de la zona del invernadero de Fontainebleau. La aristocracia francesa seguía con interés al artista: en 1656 trazó, para Nicolas Fouquet, los jardines de Vaux-le Vicomte, y en 1663, poco después de iniciar el primer proyecto del parterre de Versalles, Le Nôtre fue llamado a Chantilly para crear los jardines del príncipe Luis II Condé (Le Grand Condé). Por las mismas fechas se construyó o se amplió el soberbio palacio con planos del arquitecto Jules Hardouin-Mansart. El palacio quedó seriamente afectado durante los disturbios de la Revolución Francesa, pero el arquitecto Honoré Daumet lo reconstruyó hacia 1830 al estilo neorrenacentista a instancias del duque de Aumale.


Al igual que en Versalles, Le Nôtre proyectó un sistema de canales de carácter monumental. El Grand Canal transcurría paralelamente a la fachada del palacio y desembocaba en un gran estanque, al que desde un depósito elevado afluía por una cascada el agua del riachuelo Nonette. En su parte central, el Grand Canal se ensanchaba formando un estanque amplio y transversal, orientado de acuerdo con el palacio, que ocupaba una posición lateral. El estanque estaba flanqueado por dos parterres de agua con fuentes. El jardín del Grand Condé fue concebido como un sistema de canales y de estanques con mucha agua. En el curso de las obras, Le Nôtre se mostró como un artista que disponía de un amplio espectro de posibilidades de configuración. Si en Vaux-le-Vicomte y en Versalles destacó el agua como un elemento importante, aunque siempre en función de los sectores y los compartimentos, en Chantilly modificó completamente la relación entre los parterres y los canales. En este caso, la forma de las eras, las alamedas y las superficies de césped eran simples elementos enmarcantes de los estanques y de los canales.