Más allá de recuerdos, mitos y leyendas, de Úrsula Andress y Grace Kelly, cada verano, nos empeñamos y se empeñan (l@s diseñador@s) en convertirnos en auténticas sirenas y en hacer de la playa una pasarela. Defensora a ultranza del bañador, este año he sucumbido al bikini, pero no a un bikini cualquiera. Tenía muy claro el que quería y, sin querer, he dado con él.
Desde la Pasarela Gran Canaria Moda Cálida 2012, y después de ver los diseños de Andrés Sarda, Marc Jacobs, Dolores Font o Peter Som, tenía ganas de bañarme al más puro estilo años cincuenta.
Encantadísima que estoy con él, deseando un chapuzón, y agradecidísima a las chicas de Calzedonia, que te echan de menos cuando no vas, te tratan como si fueras la mejor de sus clientas, te dicen que estás más delgada y te aconsejan. Te dan todas las facilidades del mundo y, encima, tienen detalles con una. ¡Todo un lujo!