Château Paquita 2013

Por Jgomezp24

Los lectores de este cuaderno saben que apenas repito vinos. Nunca bebo dos veces el mismo vino en casa y casi nunca publico sobre dos añadas distintas de un "mismo" vino. Y entrecomillo el adjetivo porque va a ser evidente para todos los que gozaron de Château Paquita 2012, que la versión 2013 tiene poco que ver con la añada anterior. Buena señal, por supuesto: Eloi Cedó (Sistema Vinari), que es quien lo hace, no es el mismo; la añada, el clima, la proporción de uvas, no es la misma; la vinificación no es la misma. Ergo, si hubiera que justificarse (no siento la menor necesidad de hacerlo), podría decir con tranquilidad y aposento que Château Paquita 2013 no es el mismo que el 2012, y ello me permite escribir con franqueza y pachorra sobre él.
La etiqueta es distinta (fruto de las desparramantes sinapsis de Marc O'Callaghan). No es detalle baladí. Con 2012, Eloi mandaba una postal a todo el mundo: "escribid en mi vino, escribid con él. Decid cosas a vuestros amigos con él. Estoy aquí y no soy ya el cantamañanas que salió de Tivissa". Fue un vino que me encantó...pero tiene poco que ver con 2013. El imaginario bestial de O'Callaghan es el protagonista de la etiqueta del 13: los dragones de Obsèquies se apoderan del lienzo. En vez de escupir fuego y comer princesas, beben vino y se comen los unos a los otros. Dragones sensatos, aunque alados. Horror uacui y madurez de líneas. Rotundidad del concepto y dominio del rojo: vamos a por todas, que lo sepáis, parecen estar diciendo.
Así es el vino. Callet y mantonegro macerados y fermentados en acero: 75%. Monastrell en maceración carbónica completa: 25%. Todo pasa después a botas de 500L (6 meses), inox para la estabilización (3 meses), botella para la afinación (5 meses). El resultado final tiene tanto de vino serio y con entidad como de vino de añada y divertimento. Es un vino goloso y serio al mismo tiempo, con más empaque y cuerpo que el 2012. Crecemos y hacemos vinos con mayor entidad y presencia en boca. Sombra amable y deseo. Cereza picota y mora en su zarza. Calor de septiembre bajo la protección de un buen árbol. Es un vino zumoso y con espíritu. Arándanos negros y espíritu de campo. Bolas de pimienta roja: las arrancas del pimentero y las estrujas en tu mano. Ciprés y brezo. Agua fresca cerca del viñedo. Arcilla roja y raíces profundas. La oscuridad y la humedad y la frescura del interior de la isla, que siente la presencia del mar y de la sal pero no las ve.
Eloi Cedó ha conseguido una especie de cuadratura del círculo: ha hecho un "vin de soif" con hechuras de vino de guarda. Menudo crack...qué suerte tenemos de poder disfrutar de sus vinos y de la combinación de libres talentos que se da en 4kilos vinícola, donde Eloi también trabaja. Ad multos annos!