Lo he dicho algo así como mil ochocientas veces: Adoro la Navidad. Me encanta el ambiente que se respira en las calles, sus aromas y, sobre todo, lo inspiradora que puede llegar a ser en cuanto a recetas y mezclas de sabores.
Desde mediados de noviembre, cuando empiezan a aparecer las primeras recetas navideñas en los blogs de cocina, mi cabeza de bloguera-repostera empieza a dar vueltas, y las ideas no cesan de surgir. Algunas -las menos- las apunto en algún sitio (en el mejor de los casos, en el móvil; en el peor, en una esquina del periódico del día). Otras, la mayoría, se esfuman del mismo modo que llegaron.
Todos los años, la misma historia...
Pero lo peor es que las pocas ideas que apunto (y logro localizar), casi nunca las llego a poner en práctica. Durante los últimos años siempre ha coincidido que, ya sea por estudios o por trabajo, en los meses de noviembre a enero he estado súper liada o cansada o las dos cosas a la vez, con lo que a duras penas conseguía sacar un hueco para elaborar algo digno de gozar de un espacio en este blog. De hecho, si no recuerdo mal, el pasado año, ¡¡ya cuando habían terminado las navidades!!, publiqué una de las pocas recetas navideñas que hice, unos friands de almendra y cerezas confitadas (tiernísimos, por cierto). ¡Si no tuve ni tiempo de hacer un pastel para mi cumpleaños! Horneé un bundt cake de ron ¡¡un día después!!
Y este vez, la historia se repite. Entre talleres varios de repostería, el proyecto final del curso de Experto en Pastelería, otros temas y un proyecto real del que espero poder hablaros algún día de estos, me encuentro con que no me da la vida.
Afortunadamente, durante estos últimos días, he visto algo de luz, y he encontrado unos ratitos para el blog. He publicado la tarta salada de camembert y cebolla caramelizada, he horneado la tarta que hoy tenéis en esta entrada y he apuntado muchas cosas guays entre mis pendientes navideñas que espero poder llevar a cabo próximamente.
Pero para receta guay, deliciosa y navideña, esta cheesecake que combina buena parte de esos sabores que a mí me parecen tan navideños y que tanto me entusiasman, como son la canela, la naranja y el anís. La receta para la tarta de queso es otra versión de la que vengo haciendo desde hace ya bastante tiempo, la que también utilicé para la cheesecake de chocolate blanco, plátano y dulce de leche o para la cheesecake de fresas. Es mi preferida. Resulta muy cremosita y blandita, y con un sabor delicioso.
Espero que a vosotros también os guste esta mezcla de sabores que os propongo.
Cheesecake navideña (con naranja, anís y canela):
- Para la base:
- 230g de galletas tipo Digestive
- 65g de mantequilla fundida
- 1 y 1/2 cucharaditas de canela molida
- Para el relleno:
- 700g de queso crema
- 240g de nata líquida 35% m.g. (semimontada)
- 1/2 cucharadita de aroma de anís en pasta
- 180g de chocolate con leche para postres, fundido
- 100g de chocolate blanco para postres, fundido
- 80g de azúcar
- 3 huevos L
- 40g de harina, tamizada
- 1 cucharadita de canela molida
- la ralladura de una naranja
- 1/8 de cucharadita de extracto de naranja
- Para la cobertura:
- 130g de nata líquida para montar (35%m.g.)
- 2 cucharadas de icing sugar o azúcar glas
- 50g de queso crema
- Para decorar:
- virutas de chocolate
- canela molida
- anís estrellado
PREPARACIÓN
- Precalentamos el horno a 140ºC y trituramos las galletas y las mezclamos con la mantequilla fundida. Cubrimos con esta mezcla la base de un molde desmontable de 20-22cm de diámetro. Reservamos.
- En un bol amplio, mezclamos el queso con la nata semi montada y la pasta de anís.
- En un cuenco pequeño, batimos ligeramente los huevos con el azúcar, y lo añadimos al queso. Agregamos la harina tamizada con la canela, la ralladura de naranja, el extracto de naranja y, por último, los chocolates fundidos (y tibios). Mezclamos bien con una espátula.
- Vertemos la mezcla en el molde y horneamos la tarta 1 hora y 40 minutos a 140ºC. Trascurrido este tiempo, dejamos el cheesecake dentro del horno hasta que se enfríe. Reservamos en el frigorífico toda la noche.
- Al día siguiente, batimos la nata líquida hasta que esté semi montada. Añadimos el azúcar glas tamizado, y seguimos batiendo. Por último, incorporamos el queso crema y volvemos a batir hasta que no quede ningún grumito de queso.
- Cuando la tarta esté fría, la desmoldamos y la cubrimos con esta crema. Decoramos con virutas de chocolate, canela en polvo y anís estrellado.