Mientras esperaba a mis hijas en la puerta del colegio he leído hoy, en la contra de EL PAÍS, unas declaraciones de Christian Louboutin, uno de los zapateros, junto a Manolo Blahnik y Jimmy Choo, más famoso del mundo. Está el diseñador de paso por Madrid y mientras se comía en Casa Lucio, como no, unos huevos estrellados, recordaba a la periodista su paso por el parisino Moulin Rouge, donde fue, en su juventud, chico para casi todo.
Norma Duval, por aquel entonces la vedette principal del Moulin Rouge, era una diva de verdad. Teatral las 24 horas del día. De ella y de sus compañeras aprendí algo que sería después muy importante para mi carrera: cuando una mujer se pone unos zapatos frente al espejo, lo primero que mira no son sus pies, sino su cuerpo. Observa si estilizan su figura y solo después los mira a ellos. Aunque sean bonitos, si no le sientan bien no sirven.
Le he preguntado a mi mujer sobre el asunto y está ella de acuerdo con Louboutin, así que admitiendo la veracidad del corolario paso a comentar que el hecho de que un pie femenino se introduzca en un zapato bien pudiera entenderse como metáfora de la búsqueda de un hogar. Y si no vean ustedes lo que sucede cuando manipulamos ligeramente el párrafo anterior:
Cuando una persona busca casa, lo primero que mira no es el entorno, sino su propio cuerpo. Observa si esa casa la envuelve con amabilidad y solo después mira la distribución. Aunque sea bonita, si no le sienta bien no sirve.
Luis Cercós (LC-Architects)
http://www.lc-architects.com