Cuando se cumplen los primeros cien días de funcionamiento del que el actual president de la Generalitat de Catalunya, el Molt Honorable President don Artur Mas, tuvo la arrogancia y la desfachatez de llamar "el Gobierno de los mejores" durante su presentación en sociedad, la cantidad de vías de agua abiertas en el Titanic catalán por este rebaño de neocons envueltos en la senyera empieza a ser importante y sobre todo, alarmante.
En apenas tres meses de gobierno el señor Mas y compinches se han dedicado a destrozar los servicios públicos catalanes con un entusiasmo extremo. Los recortes del 10% en los presupuestos consignados para este año ejecutados respectivamente en Sanidad y Educación, es decir ahí donde más duele a las clases trabajadoras y populares catalanas, son sólo el aperitivo. En Sanidad por ejemplo, ya se ha anunciado y en según que casos comenzado a ejecutar la paralización de todos los proyectos de construcción de nuevos hospitales, la suspensión de las obras que se estaban ejecutando al tomar posesión el gobierno de Mas, el cierre de los hospitales comarcales, el despido de todo el personal no fijo, el desestimiento de cubrir las vacantes por jubilación que se produzcan en adelante, el fin de las intervenciones quirúrgicas practicadas en horario de tardes, la desaparición de las listas de espera y de la cirugía con cáracter inmediato (en ambos casos quedará al albur de los gestores hospitalarios decidir cuándo se producirán las intervenciones, independientemente del estado del paciente y de la opinión de su especialista). Son solo unos ejemplos escogidos entre el alud de "medidas de gobierno".
Sin ir más lejos hoy mismo se ha anunciado oficialmente que el Hospital Vall d'Hebron clausurará quinientas camas. Echen la cuenta: si cierran hospitales comarcales y restringen servicios en el propio centro sanitario barcelonés, del que como digo anuncian que se despedirá a la mayoría del personal actual, convendrán conmigo en que el colapso de la sanidad pública catalana no está lejos. Y el "copago" acechando detrás de la esquina, claro.
Según el "Gobierno de los mejores" esta situación de caos inmediato se debe a la herencia del Tripartito y a que "Madrid" no suelta un duro. La realidad es muy distinta. Sucede que el mismo día en que se da curso al cierre de plantas enteras del mayor hospital público de Catalunya y uno de los mejores del mundo en cuanto a la medicina que en él se practica, el señor Mas anuncia sin solución de continuidad la desaparición del impuesto de Sucesiones; ciento y pico millones de euros que dejarán de ingresar anualmente las arcas de la Generalitat de Catalunya por voluntad propia. ¿Ven por dónde van los tiros? Efectivamente, el mantra neoconservador llevado a la práctica: fuera impuestos, y por consiguiente fuera servicios públicos. Quien quiera sanidad, que la pague en la privada al precio que esta fije.
Porque las cosas terroríficas que en solo unas semanas han comenzado a suceder en la Sanidad pública catalana no pasan porque sí. Se entiende perfectamente qué las origina cuando se conoce que el actual Conseller de Sanitat de la Generalitat de Catalunya, el señor Blai Ruiz, ejercía como presidente de la patronal de hospitales privados catalanes cuando fue nombrado conseller. Ya ven, la zorra puesta a guardar las gallinas. El honorable Ruiz, don Boi, ya nos aleccionaba a los catalanes desde su cargo anterior para que contratáramos seguros médicos privados; ahora como conseller tiene la oportunidad, y a fe que la está aprovechando bien, de llevar a cabo lo que suelen hacen todos los mafiosos en sus negocios: eliminar a la competencia, en este caso, la sanidad pública catalana. No crean que exagero. Algunos de los proyectos que al parecer acaricia el honorable Ruiz, don Boi, son la cesión a medio plazo de la gestión de los hospitales públicos catalanes a cárteles de mutuas privadas, y mientras llega el momento y para ir haciendo boca, la financiación con dinero público a los hospitales privados para que puedan adquirir maquinaria tecnológica punta... que luego se alquilaría a los hospitales públicos. Un tío listo el amigo Ruiz, ¿verdad?.
En este "Gobierno de los mejores" hay varios semitránsfugas provenientes del PSC. Digo semi porque que yo sepa, ninguno de ellos ha sido expulsado del partido, lo que verdaderamente ya clama al cielo. Pues bien, al parecer a estos "compañeros" les molesta bastante que algunos les llamemos traidores y vendidos. Espero que las monedas con las que les ha pagado la derecha catalana sean al menos de calidad. Porque conociendo como las gasta el atajo de sinvergüenzas que forman el partido que sustenta al "Gobierno de los mejores" (ahí están sus antecedentes: Banca Catalana, 3% de la obra pública, Palau de la Música, Prenafetas, Alavedras, Jordis Pujol Ferrusola y demás), la verdad es que yo mordería las monedas recibidas, por si acaso.
Todo sea por Catalunya.