Cinco consejos para chicas modernas

Por Soni Lane
Cuando voy a esos "cursillos acelerados" sobre moda de los que os suelo hablar, además de escuchar lo que dice el ponente, observo el ambiente y tomo "otro tipo de apuntes". Y es que una de las cosas más interesantes de ir a estos cursos es ver a los asistentes: son todos unos modernos. Algunos, de tres al cuarto, pero todos modernos, al fin y al cabo. En vez de contar ovejas por las noches, ahora cuento modernos (y sobre todo modernas).

 En el curso que estoy haciendo de la revista Elle y la Complutense debemos de ser unas 150 personas, de las cuales sólo tres o cuatro pertenecen al género masculino. Y, os lo digo en serio, nunca me he sentido tan observada y escrutada como cuando voy a estas clases. Ni cuando paso por una obra me miran tanto (bueno, es que de hecho los obreros ya ni me miran ni nada, no sé si es que han empezado a leer a Kant o que yo no envejezco como el buen vino). En el curso, decía, nos miramos todas. Y nos sacaremos los ojos algún día. Yo intento no mirar mucho, es de mala educación, pero puedo ver cómo algunas miran y examinan a otras. Es divertidísimo. Pero creo que, en realidad, escrutan su atuendo, no a ellas. Y es que, como dijo el genial Yves Saint Laurent, "lo más importante en un vestido es la mujer que lo lleva puesto". O sea, que de una mujer no se ven sólo sus zapatos, ni su vestido, ni su bolso, hay que verla a ella, y después fijarse en lo que lleva, en cómo destaca; pero, por encima de todo, la mujer debe transmitir su elegancia, lleve lo que lleve. Y aquí os preguntaréis: de qué va ésta, qué nos está contando. Pues muy sencillo, y lo haré en forma de consejos, consejos para vosotras, chicas modernas, que ya no sabéis qué poneros ni qué hacer para destacar, que os lo ponéis todo (y a veces no se ve nada) y transgredís las normas para no pasar desapercibidas. Para vosotras, estos consejos. Os serán muy útiles, creedme.
1. No por mucho colorete atardeces más guapa. Sé que los espejos pueden jugar malas pasadas, porque tú en casa no parecías Heidi, por lo que debes maquillarte pensando en otros espejos (y en la realidad).


2. Si te pones tacones, llévalos con dignidad. O sea, no lleves en el bolso unas bailarinas y te las calces a la salida del salón de actos ni en en metro. No, no y no. Pierdes todo el glamour si no eres capaz de esperar a llegar a casa para hacer eso. En ese caso, no lleves tacones, hay alternativas igual de sexys. Porque, recuerda: si eres sexy, lo serás con cualquier zapato, con cualquier camisa, con cualquier pantalón.
3. Tampoco taconees cuando llegues tarde a clase. Molestas a los demás, no dejas escuchar. Cualquier mujer moderna y elegante sabe que es molesto ese ruido y camina de puntillas cuando es menester. Y lo hace en estos casos y en otros, como cuando llega tarde a casa y no quiere despertar a nadie. Es un must.


4. En los interiores hay que quitarse el sombrero. Es básico, pero todavía hay quien no está enterado de esto. No puedes entrar en la sala, sentarte delante de otras personas y no descubrir tu cabeza. Entiendo que es la única arma que tienes para llamar la atención, para que la gente te mire, pero no puedes hacer eso. No, no.

5. Este consejo no tiene mucho que ver con la moda, pero sí con la elegancia natural. Debes dar las gracias cuando una compañera alargue el brazo o se levante de su asiento para pasarte la lista en la que firmas tu asistencia. No hace falta que sonrías, eso ya es para nota, pero sí es preciso que mires a los ojos y digas, simplemente, gracias. Puedes llevar un bolso de Prada, pero de elegante y refinada no tienes nada. Y así, no se te ve a ti, ni al bolso, sólo se ven tus malos modos. He dicho.