Aunque existen murales egipcios en los que se detalla la técnica, el origen del ritual se ha de situar en la exigencia de Yavhé a Abraham: (Génesis 17:4-12): «He aquí mi pacto contigo: serás padre de una muchedumbre de pueblos, de los que saldrán reyes. Tú, de tu parte y tu descendencia, circuncidad a todo varón, circuncidad la carne de vuestro prepucio y esa será la señal de mi pacto para con vosotros. A los ocho días de edad será circuncidado todo varón entre vosotros, de generación en generación, tanto el nacido en casa como el comprado por dinero a cualquier extranjero que no sea de tu linaje». Abraham se habría circuncidado a los 99 años, e impuesto la práctica a su primogénito Ismael, así como a todos los varones de su casa. Igualmente repetiría la operación en su hijo pequeño Isaac a los ocho días de su nacimiento.
En el caso de los musulmanes la práctica de la circuncisión proviene de la tradición popular preislámica, ya que no se menciona en el Coran, motivo por el que tampoco es preceptiva. La circuncisión, que viene practicándose en cualquier momento anterior a la pubertad, aunque idealmente a los 7 años, se celebra en medio de una fiesta familiar en la que el circunciso recibe numerosos regalos.
Para las sociedades científicas hay unanimidad a la hora de NO aconsejar la práctica de la circuncisión de manera sistemática, reservándola para solucionar problemas como: la fimosis, la balanopostitis crónica, los hipospadias... No hay evidencias concluyentes de que con esta técnica se consiga prevenir el cáncer de pene, a través de la mayor higiene que supondría el evitar el acúmulo del esmegma.
En la fotografía podemos ver la Sala de la Circuncisión, del palacio de Topkapi, en Estambul: en este recinto se practicaba el rito de la circuncisión de los herederos al Sultanato turco.