El invierno es la temporada de los frutos cítricos, en la cual se puede disfrutar de su abundancia durante los meses fríos y los días de vacaciones.
Los cítricos son unas frutas, algunas un poco agrias, y jugosas. Estas son las naranjas, mandarinas, limones, pomelos, limones, entre los más conocidos, aunque hay también otros más. El kiwi es a menudo confundido con un cítrico debido a su alto contenido de vitamina C y al hecho de que es una fruta más exótica, pero en verdad no clasifica como un fruto cítrico.
Los cítricos son, sin lugar a dudas, uno de los alimentos más saludables, tal como lo son todas las frutas. Su cáscara gruesa reduce la cantidad de pesticidas y nitratos, que de otro modo puede penetrar fácilmente y se encuentran en cantidades más altas de cualquier otra fruta diferente a los cítricos.
Los cítricos son frecuentemente considerados como una buena fuente de vitaminas y antioxidantes, los cuales contienen una gran cantidad, especialmente elevada en vitamina C, lo que los convierte en la mejor defensa para el sistema inmunológico.
Es precisamente por ello que el consumo de varias frutas cítricas al día previene de enfermedades como la gripe y los resfriados durante los meses de intensos fríos en invierno.
Además de estas sustancias, los cítricos también contienen un impresionante aporte de otros nutrientes esenciales, incluyendo hidratos de carbono glucémico y no la glucemia (azúcar y fibra), potasio, ácido fólico, calcio, tiamina, niacina, vitamina B6, fósforo, magnesio, cobre, riboflavina, El ácido pantoténico y una gran variedad de fitoquímicos.
Los ácidos cítricos específicos han sido valorados como parte de una dieta nutritiva y saludable, ya que ayudan también a disolver las grasas y reducir el peso. Los nutrientes contenidos en las frutas cítricas son más fáciles de absorber por el organismo que cualquier otra fruta debido a su sabor específico.