Claro que podrías… ¿pero lo harás?

Por Valedeoro @valedeoro

Para ponerte en forma no es necesario que te apuntes a un gimnasio, podrías ir a correr todos los días. Para aprender un idioma no necesitas ir a clases, podrías hacerlo a través de un curso online. Y para reorganizar el trastero no necesitas a una organizadora personal, simplemente podrías hacerlo tu misma. Pero, ¿cuántas veces te quedas con el “podría” sin pasar a la acción?

Querer es poder… ¿y si no quiero?

Una vez a la semana la señora de la limpieza viene a mi casa para sacarle brillo a mi hogar. Y cada vez que tenemos visitas, alguien comenta que es un capricho. “Bien podrías hacerlo tú”, es el comentario de muchos invitados,ignorando completamente la clave del problema. Por supuesto que podría. Resulta que no me apetece y ya tengo otros planes para el fin de semana. Solo porque sé hacerlo, no significa que quiera hacerlo. Prefiero contratar a alguien para liberar mi propio tiempo y disfrutar del resultado sin tener que añadir esta tarea a mi organización de los VALimenta.

Querer es poder… con algo de estructura

El tiempo es otro factor decisivo. Podrías aprender un nuevo idioma por tu cuenta, en vez de inscribirte a un curso o aprovechar la atención personalizada de un profesor. El problema no es que no puedas, sino que te resultará más fácil hacerlo con un guía que se ajuste a tus necesidades. En este caso sí que tu misma harás el esfuerzo, con el apoyo de alguien que sepa cómo guiarte en tu intento. Y de esta forma tu “querer” se puede convertir en un “poder”, sin quedarse en un “podría”.

Querer es poder (si me dieran un empujoncito…)

Aceptar la ayuda de un profesional no significa que no puedas hacerlo tu sola (coger la bicicleta tampoco significa que no seas capaz de caminar). En la mayoría de los casos simplemente significa que quieres conseguir los resultados en menos tiempo, o con menos quebraderos de cabeza. Es muy tranquilizador saber que alguien te está acompañando en los primeros pasos hasta que el “podría” se haya convertido en un “poder” de verdad. Al final es la acción que cuenta, y no las buenas intenciones.

Podrías organizar el cuarto de invitados este fin de semana… ¿o a lo mejor te hace falta un pequeño empujoncito?