Claves para detectar la ansiedad generalizada

Por Centro Psiconet

A lo largo de estas semanas hemos confirmado que las preocupaciones y la ansiedad son inevitables, que forman parte de todos nosotros y sobre todo, que a pesar de no ser agradables, cumplen una función que nos ayuda a entender qué es lo que nos pasa para reaccionar así.

Pero, ¿cómo podemos identificar si nuestra ansiedad es lógica o si nos estamos desbordando por ella? Un primer paso sencillo para respondernos sería preguntar a nuestro entorno qué opinan sobre nuestras preocupaciones habituales.

Si su respuesta es “te preocupas siempre demasiado”… esto puede ponernos sobre la pista de la ansiedad generalizada.

Claves principales:

 – Preocupaciones y ansiedad excesivas:

 Tenemos un amplio abanico de cuestiones por las que activarnos, tanto problemas reales del presente como por problemas futuros sin causa aparente. Nos preocupamos constantemente por todo y por nada al mismo tiempo, por qué habrá pensado el jefe de nuestro proyecto o qué haremos si no encontramos sitio para aparcar en el viaje del fin de semana.

– Imaginar las posibles consecuencias negativas:

 Ya hemos hablado de lo que pasa cuando pensamos en algo que aún no ha llegado o cuando emitimos juicios sin tener pruebas suficientes en las que basarnos: Que comenzamos a hacer interpretaciones negativas de lo que ha pasado o pasará. Si pienso en la posibilidad de no encontrar aparcamiento y eso me altera, posiblemente seguiré desarrollando mi hipótesis, dando por hecho que “entonces tendré que aparcar lejos del hotel y quizás llegue tarde y tendré que avisar… etc”

– No solo nos preocupamos por nosotros:

 También lo hacemos por los demás, cargando a nuestras espaldas con preocupaciones que no nos corresponden o exagerando consecuencias futuras de las personas de nuestro entorno.

– Malestar ante la incertidumbre:

 Los “¿qué pasará si…?” serán una constante en mi cabeza. Si en mi día a día hay cosas que me preocupan, ¿cómo no me va a generar malestar lo que queda fuera de mi control porque aún no ha pasado?

– Dificultades en nuestras habilidades de afrontamiento:

En palabras de Aristóteles, “la virtud está en el término medio”, y la ansiedad no es una excepción. Un exceso de preocupaciones no nos confiere mejores herramientas para combatir los problemas, solo nos bloquea.

Nos desborda literalmente, haciendo que estemos irritables, que nos cueste tomar decisiones, concentrarnos o poder desconectar del intenso diálogo de nuestra cabeza.

– Problemas para dormir:

Esta inquietud constante también repercute en la calidad de nuestro sueño. Si nos preocupamos con facilidad, nos costará quedarnos dormidos o nos despertaremos en mitad de la noche, volviendo a dar vueltas a eso que nos afecta y con la sensación de no haber descansado bien por la mañana.

Saber cómo clasificar nuestras preocupaciones para desechar las que no nos aportan nada y analizar aquellas que tienen una base real para poder usarlas en nuestro beneficio y afrontar las situaciones adecuadamente no es tarea fácil, por eso es importante contar con la ayuda de un profesional que nos guíe a lo largo del proceso.

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