Es el Mercatino delle Erbe y su parada está en la Piazza Palazzo di Città con Via IV Marzo. Su producción es muy limitada: si tengo que creerme lo que él mismo declara, no hace más de 3000 botellas, lo que es muy poco...En fin, sólo usa enólogo para los análisis y lo que sale del Colonnello, en la botella está. Su estilo y manera de hacer las cosas me parecieron un buen homenaje en la comida-funeral que hicimos en honor de Dalla. Hojarasca rojiza de otoño. Flor seca de violeta. Suave extracción. Moderada evolución. Entra uno en este vino y se siente como en los viñedos de la tierra del Barolo en otoño. Pámpanos entre el rojo, el naranja y el cobre. Ese es el color y el olor del vino. Es delicado y de taninos secos y pequeños. Esféricos y discretos en este 2004. Hay una pequeña huella de hidrocarburo y de tartufo blanco. Azafrán y agua cristalina. Vino maduro con las horas, algo cálido. Caramelo de lilas. Se me perdone: es un barolo muy femenino. Hoja de tabaco de Virginia. Puede que no esté catalogado entre los grandes, pero su precio (pagué 35€ por botella) se me antoja realmente bueno. Es una pena que los vinos del primo menos famoso de Giuseppe Clerico no lleguen aquí. O una suerte, según se mire: yo los compré directamente del productor, pude charlar un rato con Francesco en el mercado y esa imagen de padres e hijo rodeados de vino y de tartufos se me quedó grabada ya para siempre. Volveré.
Es el Mercatino delle Erbe y su parada está en la Piazza Palazzo di Città con Via IV Marzo. Su producción es muy limitada: si tengo que creerme lo que él mismo declara, no hace más de 3000 botellas, lo que es muy poco...En fin, sólo usa enólogo para los análisis y lo que sale del Colonnello, en la botella está. Su estilo y manera de hacer las cosas me parecieron un buen homenaje en la comida-funeral que hicimos en honor de Dalla. Hojarasca rojiza de otoño. Flor seca de violeta. Suave extracción. Moderada evolución. Entra uno en este vino y se siente como en los viñedos de la tierra del Barolo en otoño. Pámpanos entre el rojo, el naranja y el cobre. Ese es el color y el olor del vino. Es delicado y de taninos secos y pequeños. Esféricos y discretos en este 2004. Hay una pequeña huella de hidrocarburo y de tartufo blanco. Azafrán y agua cristalina. Vino maduro con las horas, algo cálido. Caramelo de lilas. Se me perdone: es un barolo muy femenino. Hoja de tabaco de Virginia. Puede que no esté catalogado entre los grandes, pero su precio (pagué 35€ por botella) se me antoja realmente bueno. Es una pena que los vinos del primo menos famoso de Giuseppe Clerico no lleguen aquí. O una suerte, según se mire: yo los compré directamente del productor, pude charlar un rato con Francesco en el mercado y esa imagen de padres e hijo rodeados de vino y de tartufos se me quedó grabada ya para siempre. Volveré.