Un poco de historia
El cloro, un elemento químico con el símbolo Cl (y número atómico 17), fue descubierto por primera vez -de forma oficial- en 1774 por el químico sueco Carl Wilhelm Scheele mientras estudiaba las propiedades del ácido clorhídrico. Sin embargo, no sería hasta mediados del siglo XIX cuando se pudo descubrir su potencial como desinfectante. En este aspecto hay que destacar el nombre de un médico inglés, Sir John Snow (no el de Game of Thrones, por supuesto, sino su homónimo en la vida real), quien logró reconocimiento por su trabajo en la identificación de la fuente de un brote de cólera en Londres en 1854. Snow descubrió que el agua contaminada de la bomba de Broad Street en el distrito de Soho de Londres, era la causa del brote de cólera y este hallazgo sentó las bases para comprender la importancia del saneamiento del agua.
A mediados del siglo XIX, el cloro se usaba ampliamente para purificar el agua potable y tratar las aguas residuales. Huelga decir que el descubrimiento del cloro tuvo implicaciones significativas para el campo de la química. Proporcionó a los químicos un nuevo elemento para estudiar y ayudó a establecer el concepto de elementos químicos como entidades distintas.El cloro es un gas altamente reactivo. Es un elemento que se da de forma natural. Los mayores consumidores de cloro son las compañías que producen dicloruro de etileno y otros disolventes clorinados, resinas de cloruro de polivinilo (PVC), clorofluorocarbonos (CFCs) y óxido de propileno. Las compañías papeleras utilizan cloro para blanquear el papel. Las plantas de tratamiento de agua y de aguas residuales utilizan cloro para reducir los niveles de microorganismos que pueden propagar enfermedades entre los humanos (desinfección).
Impacto en la salud humana
El uso del cloro como desinfectante ha cambiado las reglas del juego en la lucha contra las enfermedades transmitidas por el agua. Ha sido fundamental para reducir la prevalencia de enfermedades como el cólera, la fiebre tifoidea y la disentería. Según un estudio de Cutler y Miller, la introducción de la cloración del agua en un país como Estados Unidos provocó una reducción del 43% en la mortalidad infantil y una reducción del 37% en la mortalidad general entre 1900 y 1936. Además, el agua clorada ha jugado un papel vital en la reducción de la transmisión de otras enfermedades infecciosas, como la enfermedad del legionario (un tipo grave de neumonía), que es causada por la bacteria Legionella pneumophila. De la misma forma, la presencia de cloro en las piscinas ayuda a prevenir la propagación de enfermedades del agua recreativa como la criptosporidiosis (infección intestinal) y la giardiasis (otra enfermedad intestinal).
El uso generalizado de cloro en el tratamiento del agua también ha tenido beneficios indirectos en la salud humana. Al proporcionar una fuente segura y confiable de agua potable, la cloración ha facilitado la rápida urbanización e industrialización, que a su vez se han relacionado con mejoras en la nutrición, la vivienda y las condiciones generales de vida.
El cloro provoca daños ambientales a bajos niveles. El cloro es especialmente dañino para organismos que viven en el agua y el suelo.