El miedono es más que el pasadollamando a la puertadisfrazado de futuro.Ane Santiago,Cartas a Ninguna Parte
Ayer me iba a dormir con este poema de Ane Santiago retumbando en mi cabeza. Cuando lo leí por primera vez, un escalofrío recorrió todo mi ser, de arriba a abajo. Y es que desde entonces, no he podido quitármelo de la cabeza. Lo he ido repitiendo durante todo el día, como si de un mantra se tratara. Creo que algo que haya provocado esto en mí se merece que hable de ello.
Supongo que porque me sentí demasiado identificada. Supongo que porque me sentí cobarde.
Y es verdad. Soy una cobarde. Tengo demasiado miedo a todo. Y sí, muchos dirán que así no vivo, que no aprovecho la vida, que me quedo con la duda. No puedo decir que les falte razón. Les sobra, de hecho. Temo a perder a mis amigos. Temo a que me hagan daño. Temo a que me abandonen, así, sin más. Temo al rechazo. Hasta en algunas ocasiones, me temo a mí misma.
Hay errores que he cometido en el pasado que no volvería a cometer nunca. Supongo que de eso se trata. De eso va el poema que protagoniza este post. De que el pasado nos persigue, se aparece cuando menos lo esperamos para sacar lo peor de nosotros e impedir que lleguemos al futuro que habíamos anhelado.
Y no es tan fácil escapar de él. Está siempre al acecho, en cada esquina, esperando a que pasemos por su lado. Está donde menos lo esperamos. Como el otro día, que saliendo de fiesta me crucé con alguien que de niña me había hecho mucho daño. Sonreí, saludé y pregunté qué tal le iba la vida. Nada más. Pero eso bastó para abrir la caja de Pandora. Eso bastó para que a penas un día después de recuperarme de mi última caída, volviera a caer aún más hondo.
Que no debería darle tanta importancia, lo sé. Pero está en mis recuerdos. Y ellos han hecho que sea quien soy hoy. Que debería olvidarlos, también lo sé. Pasar página. Pero el miedo crece en mí cuando intento hacerlo.
Y es eso lo que me impide abrirme nuevos caminos. El miedo a algo nuevo. El miedo a los cambios. Suena absurdo. Suena ridículo, sobre todo a alguien a quien le gusta tanto viajar como a mí. Pero mi miedo viene atado a mi pasado y eso hace que mi futuro se vea repercutido, de alguna manera.
Solo espero que el presente me enseñe a combatir mis miedos, pero no a olvidarlos. Solo espero que, algún día, sea capaz de minimizarlos, que no erradicarlos, puesto que sería bastante imposible. Solo espero que quien esté a mi alrededor comprenda que soy una persona cobarde, que soy alguien miedica. Que entienda que si me hago pesada, es porque en ese momento soy presa del miedo.
Y que aún así, sepa sacar lo mejor de mí.
pd. los caracoles no tienen nada que ver con este miedo.