CUANDO UNO ES JOVEN, LOS PENSAMIENTOS SE VUELVEN AMOR; CON LA EDAD, EL AMOR SE VUELVE PENSAMIENTOS. A. Einstein
El Sol saldrá a las 5,53 h. y se pondrá a las 18 h.
La historia de la Coca-cola comienza en el año 1900 como elixir milagroso que, entre otras cosas, contenía cocaína y alcohol. Su éxito radicó en que durante la 2ª guerra mundial fue admitido por el ejército de los EEUU como refresco oficial. De esta forma, comenzó su intenacionalización y la colonizacón del producto por todo el mundo. A ello se le unió el mito de su fórmula. Por lo demás, en la actualidad conocida: agua (34- 41%), azúcar refinado (48-58%), ácido fosfórica (16-20%), cafeína (0.92 a 1,27 g/onza) y el resto, cocaína, caramelo, glicerina, jugo de lima, aceites esenciales y extractos vegetales.
Lo cierto es que la bebida tiene muy poco de bueno, excepto que se puede dejar de consumir. No aporta ningún alimento al cuerpo, pues aparte del azúcar no contiene ni vitaminas, ni sales minerales asimilables (al contrario, se las roba al cuerpo) y ni por supuesto, propiedades terapeúticas. Su consumo hace estragos en la población en forma de caries dentales, descalcificación ósea, taquicardias, alteraciones digestivas (acidez, flatulencias, estreñimiento…), desequilibrios nerviosos o acné.
El ácido fosfórico de su composición es el causante de la merma de calcio en la dentadura y los huesos. Ello se debe a que al aumentar la acidez en la sangre, el organismo se ve obligado a neutralizarla usando las sales minerales del sistema óseo. Actúa, por tanto, como un potente desmineralizante que mediante su uso continuado termina con las piezas dentales.
Por suparte, la cafeína se encuentra dentro de las sustancias venenosas llamadas alcaloides, entre las que se encuentra la cocaína, la nicotina, y la teobromina, entre otros. Entre sus propiedades se encuentra la de disolverse tanto en medios acuosos como grasos, lo que le permite penetrar fácilmente en las principales células nerviosas, así como en todas las partes del organismo. Ante ello, el cuerpo reacciona tratando de elimir rápidamente dicho veneno dando la sensación de aumentar la actividad cerebral e inhibiendo la sensación de cansacio. Como consecuencia de estos esfuerzos, cuando la cafeína es eliminada, aparece una sensación de fatiga que algunos tratan de evitar consumiendo más cantidades, lo que ocasiona que el sistema nervioso “eche chispas”.
El gas carbónico, además de irritar las mucosas gástricas, facilita la absorción de la cafeína. Si además se le añade alcohol, se tendrá una sensación de euforia sin presentar sístomas de borrachera. En la práctica, “la cafeína estimula las neuronas camuflando el efecto depresor del alcohol sobre dichas células”, provocando un efecto perverso de placer y cansancio al mismo tiempo.
En realidad, la Coca-cola no es más que una pequeña muestra de cómo las autoridades sanitarias autorizan bebidas que afectan negativamente a la salud de los consumidores. Es fácil comprender que gran parte de su éxito se debe a unas campañas publicitarias inteligentes que han sabido sintonizar con los gustos del público, a pesar de ofrecer un producto dañino.
Para quien desee completar el post: REFLEXIONES