Si conocido es el local, más conocida es su reducidísima carta: tortilla, ensaladas, empanada, chorizo a la sidra y pollo. El pollo, junto con la sidra, son las banderas de Casa Mingo. Lo que poca gente conoce es que en su planta superior, accediendo bordeando la calle por la parte trasera del local, existe un restaurante donde si admiten reservas y hay más opciones de carta como la fabada o el cocido.
Si señor, aquí sirven cocido en invierno, aunque solo de lunes a viernes. El precio es de 17 euros, solo el cocido sin postre ni bebida (aunque te invitan a café de puchero). Viendo a como está el precio de los cocidos desde que están tan de moda se antoja barato aunque la calidad no es excesivamente alta ni la cantidad excesiva. El cocido va en dos vuelcos.
El primero es una sopa que viene acompañada de cebolleta natural, encurtida, pepinillos y guindillas. Te la traen en sopera que te dejan en la mesa para que te sirvas lo que quieras. No está mala pero su gusto es tirando a sosa, como con poca grasa.
El segundo con las carnes, la verdura y los garbanzos. Al conjunto le pasa a como a la sopa, está algo falto de sabor. La verdura es correcta y la carne normal aunque destaca sobremanera el chorizo, este si que era soberbio. Los garbanzos aunque también tenían un toque soso no estaban mal y en su punto de cocción.
Todos fue acompañado con una botella de 3/8 de Valdepeñas (5,7€) y agua, saliendo la cuenta para dos por 42 euros. El servicio fue muy bueno, haciendo que la comida fuera muy agradable a un buen precio. Es cierto que el cocido no es de los mejores de Madrid, ni el de más cantidad (nos lo acabamos entero) pero es aceptable y el local bien merece la pena.
OJO que no os pase como a nosotros en nuestro primer intento: el cocido es en invierno pero no en Navidades, más o menos entre la lotería y Reyes no lo sirven.... si vais tampoco pasa nada, siempre puedes ir a Mingo a lo que hace todo el mundo: comer pollo con sidra o, como hicimos nosotros, probar su fabada que no está nada mal.