Tuve una cómplice, mi madre, le descubrí su regalo con antelación y menos mal porque me puse enferma y con la tos que tenía no cosía ni para adelante ni para atrás. Así que tan sólo hice de pinche de costura. Quitar hilos y poca cosa más. ¡Qué gran costurera tengo madreeee!
Empezamos los cojines de cero, con una tela de rayas preciosa que tenía, tomamos medidas, compramos cremalleras... y máquina en mano se lució unos cojines preciosos y perfectos.