Como otros muchos alimentos, a priori se utilizaba simplemente como fármaco natural para ciertas dolencias y se tiene constancia de que fueron los romanos quienes comenzaron a cultivarla para su uso en la cocina, así debido a sus “conquistas” europeas y al comercio que mantenían, la fueron introduciendo en las zonas ribereñas del Mare Nostrum.
En Andalucia, sólo consumimos la flor, las hojas, la col propiamente dicha la desechamos, de hecho llegan a nuestros mercados sin ellas.
En Mi cocina es habitual consumirlas, bien esparragada o como yo la llamo en puré ( pinchando en éste enlace recordarán la receta (es como más gusta por cierto, tal y como mi madre la hacía, era su forma más frecuente de prepararla), o al horno gratinada con queso y bechamel (la receta aqui), en adobillo o al ajoarriero (AQUI la receta) toda una delicia, o los clásicos buñuelos (pinchando aqui verán como suelo hacerlos) al más puro estilo malagueño, incluso al pimentón (con pimiento molido de la Vera) (la receta la tienen en éste enlace)o simplemente frita, sin tan siquiera rebozarlas.
Así de sencillas y fáciles, ideal para acompañar con una simple mayonesa o un ali oli…
¿Cómo las hago?
Separar los ramitos de la coliflor y lavarlos bien.
Mientras en una cacerola poner agua con un poco de sal y un chorreonciito de aceite, cuando rompa a hervir, añadir los trozos de coliflor y dejar cocer unos diez minutos aproximadamente, de forma que queden enteras y no demasiado cocidas.
Escurrir bien y reservar.
Salar las ramitas de coliflor al gusto (teniendo en cuenta que se han cocido con agua levemente salada), pasarlas por harina sacudiendo el exceso de ésta y freírlos en aceite bien caliente.
Sacarlas de la sartén y dejarlas escurrir sobre papel de cocina a fin de que éste impregne el aceite sobrante.
Acompañar con una salsa mayonesa, ali oli, o si lo prefieren una salsa de menta
Buen provecho.