Comer: ¿Un placer, una necesidad o una obsesión?

Por Anahigemma @anahigemma

El acto de comer puede convertirse en un placer en el que participan todos los sentidos, aunque no siempre ocurre así.

Para algunas personas, comer puede limitarse a una necesidad o satisfacción de suprimir el tormento de la sensación de hambre (o vacío en el estómago), o algunas veces, comer puede servir para intentar calmar algún tipo de ansiedad (hambre compulsiva).

En general, el acto de comer suele estimular los sentidos de la vista, tacto, oído, olfato y gusto, aumentando el placer de vivir. Recordad mi lema, (jejeje): Vivir bien es un placer!!!.  En el momento en que una comida se prepara pensando en conseguir la satisfacción completa en todos los sentidos y se disfruta (comiendo, claro) en un entorno agradable en buena compañía, es cuando se experimenta el placer de la buena mesa.

Pero mirad como son las cosas, que esto no siempre ocurre así…. Se pueden adoptar diversas actitudes ante la comida:

Hay personas que  simplemente comen para vivir e ingieren los alimentos de una manera rápida (y a veces mecánica) sin apreciar sus características. ¿Cuántas veces habéis comido simplemente para reponer algo de energía rápida o solamente para saciar el apetito, sin ningún otro fundamento placentero?

Otras personas pueden dedicar considerables cantidades de tiempo para alcanzar los placeres de un “buen comer”. (Este hecho se suele dejar más a los fines de semana, o cuando la comida se convierte en hobby o afición. ¿Cuántos de vosotros reconocéis dedicar mucho tiempo en la cocina?).

En este último grupo podrían estar incluidos los gourmets, que tienen conocimientos amplios e interés profundo a cerca de los alimentos de su preparación y de cómo servirlos. Son expertos en comidas selectas y otorgan una gran importancia a los ingredientes de calidad a su esmerada preparación  a su servicio y a la elegancia en el comer. (¿Quién de vosotros se puede incluir en este grupo aparentemente “elitista del placer culinario”? ).

Pero volviendo al terreno en que todos nos podemos incluir, ya sean los que no pueden dedicar muchas horas a la cocina, como los que disfrutan de su tiempo tiempo libre preparando recetas más elaboradas, es decir, cualquiera que se interese por la comida puede disfrutar del verdadero placer del buen comer sin necesidad de llegar a estos extremos de perfección.

Las diferentes cualidades sensitivas (visuales, olfativas y gustativas) que nos brindan los alimentos, aumentará la información de las satisfacciones (o el placer de comer) que pueden llegar a proporcionarnos cuando estemos a punto de degustarlos:

Los colores de los alimentos: La vista nos proporciona muchos datos sobre lo que estamos comiendo. Los colores de los alimentos pueden ser un reclamo visual para nuestros ojos. Desde el color verde de las hortalizas, el púrpura de las berenjenas, o el rojo de los tomates y pimientos. Este abanico de colores se puede emplear para disponerlos en un conjunto armonioso y atractivo para la vista, siendo ahí donde vuestra imaginación o la ayuda de algún libro de cocina os ayudará a conseguir este propósito.

La forma de disponer los alimentos:  Otro de los aspectos del atractivo visual en la cocina es la forma de los alimentos. Si se presentan un una forma atractiva para la vista, debidamente cortados y colocados en el plato con esmero y cuidado, nos pueden llegar a hacer partícipes de una armonía (o hasta arte) que se sumará al placer de comer.

Las diferentes gamas de aromas: El aroma de un alimento puede ser una invitación a la comida o bien al contrario, a disponernos en contra a ella, según la calidad y las preferencias particulares del comensal. ¿Quién de vosotros  no ha rechazado alguna vez un plato, simplemente porque haya algún ingrediente que olfativamente no os gusta? Yo sí. (Coliflor o sardinas son algunos de los más representativos).

El sentido del gusto: El sabor es uno de los principales factores del placer de comer. Los sabores de los alimentos son el resultado de la estimulación simultánea entre el gusto y el olfato. Las sensaciones procedentes de estas dos fuentes combinadas entre sí, forman lo que conocemos como “sabor”.

Se pueden distinguir unos sabores básicos: ácido, salado, amargo y dulce.  La percepción de estos sabores se realiza en distintas zonas de las papilas gustativas de la lengua, teniendo la capacidad cada una de ellas de diferenciar los diferentes sabores. (Esta faceta es usada por algunos gourments (o chefs) para resaltar o innovar en sus creaciones culinarias.

Los condimentos: En este apartado entrarían todas las especias (con “a”) usadas desde hace siglos para dar sabor, color y aroma a los platos. Las especias ya eran apreciadas desde la Edad Media, dedicando travesías o rutas en barco que podían llegar a durar meses de viaje para conseguir transportar especias y condimentos como si de preciados tesoros se tratasen. (Cosa que ahora, en el supermercado de la esquina, podemos llegar a encontrar casi de todo por unos pocos Euros).

En el grupo de los condimentos, no solamente englobaríamos las especias, sino también pdoríamos incluir hierbas, raíces o plantas (tomillo, albahaca, menta, etcétera), o bien otros componentes como el ajo, la cebolla o hasta el pimiento, (todos ellos primordiales en la dieta mediterránea) sumamente utilizados para dar un “toque” o acabado de sabor requerido en algunas recetas en particular.

Por ello, la manera de disponer o cocinar los alimentos, sazonarlos, condimentarlos y prepararlos con amor o cariño (puede parecer cursi, pero es una realidad), puede llegar a ser muy importante para poder disfrutar enteramente del placer de comer!!! ¿o no?

¿El comer es para vosotros un placer, una necesidad o una obligación? ¿O una obsesión? ¿Cómo preparáis vuestros platos? Estaré encantada de leer vuestros comentarios!!

Besos desde mi blog!!!

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