En el post anterior (ir) hablábamos de que cómo el rol tradicional de la mujer parece asociado con un mayor uso de los servicios de salud, y especialmente de los servicios de salud mental.
Y es que en muchas ocasiones la profesión “sus labores”, lejos de suponer para la mujer un “feliz” estilo de vida, acaba llevándola a padecer trastornos de ansiedad, estrés o depresión. Trastornos que se comienzan manifestándose de forma somática, es decir, a través de múltiples dolencias físicas que la llevan a la consulta del médico de cabecera, a la farmacia, al herbolario, a hablar constantemente de ello con otras mujeres como ella…
Dolores de cabeza, dolores de espalda, tristeza, caída del cabello, insomnio, taquicardias… La mujer no es consciente de que tenga ansiedad, no cree tener motivos para ello. De alguna manera piensa que no tiene “derecho”a sentirse estresada, insatisfecha, por eso sólo es capaz de fijarse en “lo que le duele”.
También puede “desahogarse”, compensar el hastío o calmar su ansiedad con conductas que rayan en la dependencia como fumar demasiado, consumir alcohol a solas en casa, recurrir a los tranquilizantes, comprar de forma compulsiva, la ludopatía…
Pero esto, obviamente, no es la solución de manera que...¿Cómo afrontar el síndrome del ama de casa?
Lo primero es tomar conciencia de que el problema existe.No se trata de empezar a quejarse en voz alta, de hacerse la víctima para reclamar la atención de los otros. Lo importante es reclamar la atención de ti misma. Asumir que si te sientes mal es porque algo va mal: el cuerpo está diseñado para avisarnos con dolencias físicas cuando no hacemos caso de las señales que nos manda el cerebro.
Segundo, buscar el origen de tu malestar para buscar la solución más adecuada.Por ejemplo, si el origen está en el exceso de trabajo, tendrás que implicar al resto de la familia en las tareas de la casa o, si esto no es posible, rebajar el nivel de autoexigencia: si no puedes pasar el aspirador todos los días, pues lo pasas cada dos y listo. Revisa tu grado de perfeccionismo (ver aquí como).
Si el origen está en que te ahoga la rutina, evita hacer todos los días las mismas cosas y siempre a la misma hora. Incorpora alguna actividad nueva algún día de la semana. Ve al gimnasio, queda con alguna amiga a la que tenías un poco olvidada. Id juntas a caminar, o ve tú sola. Pasea por nuevos barrios y aprovecha para comprar en las nuevas tiendas y mercados que seguro descubrirás…
Si el origen de tu malestar está en que sientes que “el trabajo del ama de casa no luce”, que nadie te lo agradece, entonces trata de que el resto de la familia aprenda a valorarlo ¿Qué te parece si un día no tienes la comida lista a la hora? ¿Y si no tienes su pieza de ropa favorita lavada, planchada y en su cajón correspondiente porque se estropea la lavadora? Si sobrevivimos a que cualquier día se nos quede el coche sin batería, a que se nos pinche una rueda a medio camino; a que perdamos el autobús y lleguemos tarde a una clase importante; a que se nos estropee el móvil o la tablet o la Play Station y tengamos que buscar otra opción para no aburrirnos el sábado por la tarde… ¿quién dice que tú tengas que ser una máquina perfecta que no se averíe nunca?
Y por último, y sobre todo, mímate y
cuida de ti misma como cuidas de los demás
Este libro puede ayudarte:"Cuida de ti misma como cuidas de los demás", autor: Alice D. Domar (ver)
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