Cómo afrontar el síndrome del cuidador

Por Conócete Y Quiérete

En el post anterior (ir) veíamos en qué consiste el llamado "síndrome del cuidador", cuáles son los síntomas y las etapas por las que transcurre.También veíamos el impacto que asumir el papel de cuidador podía tener en nuestra salud física y emocional: cansancio, estrés, aislamiento, depresión… Por ello es importante que nos protejamos para minimizar este impacto, con estos consejos sobre cómo afrontar el síndrome del cuidador.

En primer lugar, debemos preocuparnos por nuestra salud casi del mismo modo en que nos preocupamos por la salud de nuestro paciente. Tratar de dormir bien, de respetar un mínimo de horas de sueño. Y también tratar de reservar un tiempo, por poco que sea, para hacer algo de ejercicio preferiblemente fuera de casa; para desconectar y salir de nuestro encierro

En segundo lugar, debemos planificar bien la rutina diariaHacer un listado de tareas, ordenándolas según su prioridad. Esto es importante porque te ayudará a evitar la sensación de pérdida de control sobre tu tiempo además de imponer así  también cierta "disciplina" sobre el enfermo.En tercer lugar, debemos aprender a decir no.A menudo el enfermo se convierte en alguien difícil, que se queja por su situación, que finge síntomas para acaparar tu atención, que te hace reproches cuando tratas de ponerle límites… Por difícil que te resulte, no te sientas culpable y no cedas a esos pequeños chantajes.En cuarto lugarpide ayuda si lo necesitas.Si no eres el único familiar con la “obligación moral” de cuidar de ese enfermo, no dudes en reclamar ayuda de los demás; de tratar de conciliar los horarios, la disponibilidad, los recursos de cada uno. Deberás hacerlo, por supuesto, sin culpabilizar a nadie, sin echar nada en cara. Hazlo con asertividad, exponiendo tus limitaciones y tu derecho a conciliar el papel de cuidador con tu propia vida.En el caso de que no sea posible, de que debas afrontar tú sólo esta nueva etapa de tu vida, entonces plantéate recurrir a un profesional en la medida de lo posible. A un asistente social que al menos por unas horas te permita seguir cumplir con tus compromisos laborales y disfrutar de esos pequeños momentos de merecido descanso. Porque, al fin y al cabo, tú también necesitas cuidar de ti mismo


ilustración creada por Adarve Photocollage


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