Cómo afrontar situaciones de estrés

Por Centro Psiconet

El estrés es un tema del que podemos hablar casi de manera interminable, existe mucha literatura sobre ello y se puede exprimir de muchas maneras. Para aprender cómo afrontar estas situaciones de estrés, vamos a desarrollar algo más el tema para poder tener información más clara sobre cómo funciona y sobre cómo poder afrontarlas.

Cuando nos enfrentamos a una situación que nuestro organismo pueda considerar como amenazante, de manera automática se realiza esta evaluación. Una vez se ha catalogado como amenazante y hemos evaluado nuestros propios recursos, se tiene que llevar a cabo una respuesta antes las demandas percibidas. Esta respuesta es lo que denominamos proceso de afrontamiento.

El proceso de afrontamiento tiene dos vertientes claras, en función de la valoración que hagamos de qué aspectos de la realidad podemos modificar. Hay cosas que podemos modificar, otras que podemos a medias, y otras que no dependen de nosotros y no podemos controlar. Existen dos formas complementarias de afrontamiento:

• Afrontamiento dirigido al problema. Orientado a su modificación, al cambio de la situación hacia otra que no suponga amenaza para el sujeto. La superación de estas situaciones da lugar a un aumento de la capacidad de ajuste del sujeto, a una autoevaluación en el sentido de eficacia, y a claros sentimientos de satisfacción personal.

• Afrontamiento dirigido a la emoción. En este caso el sujeto no modifica la situación, se realiza una reevaluación de la situación, se valora el nivel de amenaza que significa, si realmente afecta a compromisos tan relevantes, y hasta qué punto podemos soportar la situación. Parte de la aceptación de la realidad, de la limitación de nuestros recursos para modificarla, y en la valoración de la virtud como capacidad de tolerar y soportar.

Es importante, tal y como estamos comentando, hacer una buena evaluación de la situación porque de esto va a depender el proceso de afrontamiento que llevemos a cabo. En caso de que consideremos que tenemos los recursos y herramientas necesarias para gestionarlo con una solución eficaz, optaremos por dirigir nuestra respuesta al problema. En el caso del afrontamiento dirigido a la emoción, no solo se utiliza cuando no contamos con estos recursos, sino también cuando por nuestra parte no existe capacidad de acción alguna para solucionar la amenaza porque no depende de nosotros. También cuando se decide que la amenaza no es tan importante como para tener que movilizar nuestros recursos, es decir, que el esfuerzo que se emplearía en este caso no merece la pena debido a la poca interferencia que esta situación podría llegar a tener en nuestra vida.

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