La serotonina es un neurotransmisor que controla los estados de ánimo. Lo hace a través de un aminoácido, el triptófano que está en las proteínas de los alimentos. El sueño, el impulso sexual, el apetito, el dolor…son varias de las funciones que gestiona la serotonina.
Si nuestros índices son bajos podemos encontrarnos con cansancio, insomnio, obsesiones, tristeza, depresión…que hacen de nuestra vida un continuo padecimiento.
Aunque hay medicación que ayuda a incrementar los niveles de serotonina, también trazando un plan tanto alimenticio y de actividades diarias podemos poner nuestro grano de arena para lograrlo. Porque con nuestras actitudes y nuestra alimentación podemos guiar nuestro cerebro y conseguir afectar a nuestra fisiología. Nuestras acciones generarán hábitos y los hábitos podrán llegar a provocar cambios que mejoren nuestro rendimiento y nuestro estado psicológico.
Planificar la vida atendiendo a nuestro propio conocimiento y diseñar la dieta, el ejercicio y el resto de actividades para mejorar nuestro estado debe ser nuestra prioridad.
Para personas religiosas una forma de incrementar la serotonina, es la oración y para las que no lo son, la meditación cumple la misma función.
Disfrutar de un paseo por la naturaleza es de gran ayuda, ya sea en mar, montaña o un parque.
Disfruta de tus hobbies y si no los tienes busca alguno que realmente te interese.
Un ejercicio suave es muy adecuado, yoga, natación, bicicleta, si se realiza de forma constante aumenta la serotonina.
El sueño de calidad, de al menos 7 horas es fundamental y el sol un buen aliado.
En cuanto a la alimentación, es conveniente una comida proteínica y dos horas más tardes una dosis de carbohidratos.