La respuesta corta es: no lo hagas.
No, no, no. Y más no.
Por si el mensaje no llegó: no.
La respuesta larga:
Es un grave error enseñar religión a los niños. No importa que sea catolicismo, taoismo, budismo o rastafarianismo, la religión a temprana edad sólo envenena la mente y evita el pensamiento crítico.
Lo que el mundo necesita son más personas libres, que vean el mundo con ojos críticos. Que cuestionen, que investiguen, que aprendan a aceptar la diversidad.
Queremos más niños y jóvenes que vivan con generosidad, amor por los seres vivos, ética, moral y valores humanos universales, independientes de doctrinas.
La mayor parte de los problemas del mundo vienen debido a la intolerancia. Al enseñar a los chicos una religión los estamos segregando y haciendo diferentes de los demás. Los metemos en el ciclo retórico del “mi dios es mejor que el tuyo” y las etiquetas comienzan así.
Nuestros niños aun no son capaces de sumar cuando ya saben lo que es un católico y lo que es un no-católico. Y eso es terrible.
Como padres fallamos en enseñar lo más esencial: todos somos personas hechas de lo mismo y que la diversidad es lo que nos enriquece.
Y no, no necesitas la religión para enseñar generosidad, bondad y moral. Lo que necesitas es vivir con esos valores en tu corazón, porque los pequeños aprenden del ejemplo de los padres.
Si tú como padre respetas la vida, la diversidad, te comportas con honor, hablas con la verdad, controlas la ira, lees, investigas y buscas evidencia antes de creer ciegamente en magia; tus hijos crecerán con el ejemplo y vivirán siendo buenas personas el futuro.
De nada sirve que los conviertas al budismo o que los bautices, si mientes, robas, engañas y manipulas.
Las únicas religiones que se debe enseñar a los niños son la bondad y el pensamiento crítico.
Creo que la religión es una elección personal de suma importancia. Es un derecho humano básico. Todos debemos estar en la posibilidad de seguir las ideas que más se amolden a nuestra personalidad.
Al convertir o conducir a un niño a la religión X, estás violando este derecho fundamental y estás anulando la inteligencia de tus hijos.
Cuando llegue el momento, tus hijos deberían estar posición de elegir. Si los educas con generosidad, respeto y bondad; no importa que la religión que miren.
Lo que importa es que ya serán buenas personas para ese entonces y los valores que traigan desde la cuna sólo se verán reforzados por la religión de su interés.
Así, la humanidad gana y la empujamos hacia adelante.