Cómo crear un blog con sentido.

Por Paula Lesina


En 1999, cuando se creó Blogger, la habilidad informática que podía ostentar era un uso limitado y poco feliz de Word para entregar trabajos académicos. Tenía una IBM heredada del re-cambio tecnológico de un banco que ocupaba la mitad del escritorio y como aún suelo hacerlo, escribía en la madrugada, cuando el mundo está en calma y tengo menos "ruido" en la cabeza. En ese entonces, había cinco o seis blogs en el mundo. Hoy se cuentan por millones. Cientos de millones. Ya quisiera decirte que es una más de mis desmesuras pero no. Es un dato y ni siquiera está actualizado porque el último registro global que encontré en línea es del 2011. Este número inverosímil de personas escribiendo en una plataforma virtual significa, por lo menos, dos cosas:
1- El potencial comunicativo del formato.
2- La diversidad y riqueza del material disponible.
La mirada restrictiva es también menos alentadora: cientos de millones de blogs actualizándose a diario significa una sobre-abundancia de estimulación informativa que modela lectores selectivos y críticos. O dicho de otro modo: atraer lectores es cada vez más difícil. Si escribís un blog personal tenés apenas 8 segundos para generar un impacto positivo en este tipo particular de lector, De lo contrario, estás a un click del olvido. 

Advertencia a la comunidad.


Para evitarte males menores, como el bostezo incontrolado por aburrimiento, si ya sos lectora de La Desmesurada te recomiendo que hagas un scroll gigante y pases al encabezado que dice "En definitiva ser visible..." Creéme, lo sustancial respecto a este curso empieza por allí. Si nunca me leíste antes, bienvenida y date un tiempo para leer con calma, que puedo ser intensa en contenido y verborragia.

Por qué tener un blog.


Casi puedo asegurar que no llegaste a La Desmesurada a través de un rastreo en Google. Este blog no tiene la estructura atractiva y dinámica que caracteriza en la actualidad a los espacios con miles de visitas diarias. Reconozco el formato apenas lo veo. La intención se distingue en el diseño y la estructura -la maquetación digamos. Si seguís leyendo las 300 palabras que ya escribí en este post es porque seguramente tenés un vínculo pre-existente con mi blog. Este espacio no está escrito para ser multitudinario sino para ser comunitario, lo cual marca una diferencia abismal entre los diferentes tipos de blogs que existen. Eso no significa que no pueda compartir contigo mis conclusiones respecto a los factores que hacen visible a un blog. Un tema que de plano, suena a estrategia de marketing pero creéme, si hay un universo que me es ajeno es el marketing, así que la perspectiva que te ofrezco es otra. Es la perspectiva desmesurada. Pero antes...

- Vos, ¿qué tipo de blog tenés?


Un blog es una plataforma dinámica de contenido, un espacio en el cual se intercambia valor informativo y si me preguntan, escribirlo es una experiencia en sí misma pero encontrar lectores consecuentes es mucho más. Quienes ya tienen un blog activo y formaron un círculo de lectores conocen la emoción de tener "amigos virtuales". Personas afines a los intereses y los valores del blog, en consecuencia, a tus valores e intereses personales. Si nunca tuviste un blog es probable que la idea te resulte bizarra. O que, lisa y llanamente, no le encuentres sentido. Y como somos animales de significado, para qué entonces escribir un blog. Si la respuesta fuera simple, esta serie de artículos que hoy comienza no existiría, pero básicamente podría limitarme a una respuesta; necesitás visibilidad en internet. Lo sé. No suena nada emocional y se sigue escuchando marketinero, Parece contradictorio pero pensalo de este modo: no es la visiblidad en sí misma la que está cargada de intenciones sino los motivos por los cuales esa necesidad existe.
1- Para expresar ideas, sentimientos y opiniones. Entonces tendrás un blog catársico.
2- Por el placer de la comunicación y el intercambio de valor con lectores afines. Entonces tendrás un blog hedonista.
3- Para  dar a conocer tu talento o tu trabajo. Entoncés tendrás un blog de marca personal.
4- Para vender tus productos o servicios. Entonces tendrás un blog comercial.

Seguramente son las primeras variantes que se te ocurrieron. Aunque no son las únicas, te cuento la primera trampa de esta categorización: ninguna categoría es pura. Y más aún, ninguna categoría de las anteriores debería ser pura. Es una afirmación que te rompe los ojos después de un tiempo de bloguear. Vos elegiste un motivo, te aferraste a una necesidad primaria (expresión, comunicación, reconocimiento) pero si no la cultivás en armonía con las otras... el blog se te escapa de las manos;
- Si querés vender pero no estás dispuesto a comunicar y ofrecer tu aporte con un mínimo de identidad...Reflexioná al respecto. Tú público tiene miles de otros espacios atractivos en los cuales comprar productos vendidos por un escritor que les genera confianza.
- Si te interesa compartir tu talento o tu visión, seguramente cargaste tu blog de identidad pero si no estás en el modo disponible para sostener un diálogo que intercambie valor con tus lectores, reflexioná al respecto. Los blogueros talentosos se cuentan por miles.
- Si tu único objetivo es la catarsis y no te interesa para nada que te lean porque la única visibilidad a la cual aspirás es tu proyección personal en el futuro. Entonces no tenés un blog, tenés un diario íntimo en formato virtual.

¿Querés vender? Es tan lícito y honesto como el deseo de expresión. Seguramente esto ya lo leíste antes, necesitás presencia en internet. Presiento que estás aburrida del latiguillo. Con un rastreo simple en Google se encuentran cientos de propuestas que se inician con un generoso -e incompleto- aporte para después venderte un e-book  o un curso para aumentar tu visiblidad y transformar tu blog en un espacio exitoso. Y otros cientos de espacios que ofrecen información sobre diseño, programación y marketing. Los valoro y los leo -soy una lectora compulsiva- pero esos rastreos no me incluyen. 

La perspectiva desmesurada.


Mi perspectiva de las palabras disparadoras (visibilidad, buscadores, Google, redes sociales) es diferente a la de otras lecturas disponibles porque no tengo un fin comercial, mi universo de referencia no es el marketing sino las letras -la educación, ya que estamos- y porque entiendo de códigos lo mismo que vos: muy poco. Si a esta altura te estás preguntando por qué entonces decidí empezar esta serie de post sobre "visibilidad con sentido" la respuesta no tiene ningún secreto: Después de años de leer y reflexionar sobre el tema (que obviamente me interesa) y de varios blogs a mis espaldas, puedo ayudar a quienes se inician para que el proceso sea menos largo, complejo y frustrante. No lo sé todo. De hecho, si hay algún tema en el cual tu conocimiento es más sólido y profesional, te invito a compartirlo. Formá parte de la próxima generación de blogueros, los blogueros colaborativos.

En definitiva ser visible...


Ser visible implica tener un estilo propio e inconfundible apreciado por un grupo de lectores que reconocen tu contenido pero fundamentalmente, te reconocen en tanto persona  detrás de la plataforma. Esta visiblidad no está restringida por números de visitas sino enriquecida por el sentido que la escritura de un blog puede aportarle a tu emprendimiento, proyecto personal o karma, como prefieras. Se puede vender en internet con menos de 500 visitas diarias, siempre y cuando sean las 500 personas que creen en tu mensaje. Y a la inversa, podés tener miles de lectores y no movilizar siquiera a comentarios. 

Si ya sabés qué tipo de blog querés crear o querés darle forma desde la idea,
Si te estás preguntando qué tipo de blog tenés y querés re-significarlo para disfrutar de escribirlo,
O simplemente porque tenés una mente curiosa a la que le interesa aprender...

Entonces te pido una cosa más, abusando de tu paciencia. Suscribite a La Desmesurada para recibir el primer informe sobre la gestación y el bautismo de tu blog. Como comprenderás elegí escribir en un documento externo al blog para evitar que se duplique la cantidad de palabras que ya escribo por defecto y porque en un grupo cerrado de suscriptores puedo responder dudas de forma inmediata y personal. ¿Qué te voy a pedir a cambio? Tu opinión, que ya es mucho en este universo de mega-conexiones.Y la voluntad de compartir conmigo lo que ya sabés del tema y yo ni siquiera estoy contemplando. Suscribite a desmesurar en la barra lateral, no te compromete, es gratis y no te voy a llenar el mail de spameos. 

Cómo va a funcionar este curso.


Veamos, qué te parece. Estuve pensando en escribir una entrada dos sábados al mes para darme el tiempo que requiere escribir aportando verdadero contenido de valor. Además del post, todo el palabrerío extra, llega en un mail a tu casilla de correo con la forma de un documento descargable. 
Me interesa que participes y preguntes sin cohibirte por la gratuidad de la cuestión. Te explico por qué. Soy docente y si tengo alguna certeza respecto a mi profesión es que en el intento de responder las interrogantes de mis alumnos, aprendo tanto como ellos. Estoy hablando de conocimiento y de la forma de presentarlo para que sea amable y no te provoque un ataque al hígado de solo pensar en leerlo. Como habrás supuesto, tengo algo así como un espíritu ávido de aprender. Voy a calificarlo de "renacentista" porque suena bien y porque cualquier época en la cual se pintaba a mujeres con celulitis, cuenta con mi favor.
¿Cómo podés preguntar o sugerir? Por una cuestión de orden, el día de la publicación podés preguntar a través de los comentarios. Las dudas que sean demasiado extensas para responderlas en ese espacio, pasarán a la planificación del próximo sábado o serán respondidas por mail a través de la lista de suscriptores que para ese fin, son utilísimas (gracias Mailchimp por todo lo que nos da) Siempre que quieras, podés escribirme a través del formulario de contacto (que no estaba y a partir de este momento, pienso instalarlo).
Obviamente, no tengo todos las clases escritas para suministrártelas magistralmente. Soy un tanto más espontánea que eso. Se me ocurrió la idea, te la cuento. Pruebo y veo cómo la recibís y si te interesa. Voy escribiendo y respondiendo preguntas. Es una interacción más fluida y menos estructurada que los post. Tengo una lista de temas y aspectos que quiero tratar porque sé dónde aprieta el zapato cuando tenés un blog. Además, mantengo una mirada fresca de los inicios, porque estoy empezando con Intensional. Así que puedo intentar colocarme en ambos roles y responderte desde donde corresponda. Como mi área de formación es la escritura, si tenés dudas al respecto, serán bienvenidas, pero desde ya te digo que hay varios sábados dedicados a la escritura específica de un blog... No en general sino con técnicas y recursos concretos que voy probando y observando su resultado.
Pretendo llegar tanto a  quien tiene un blog hedonista como a quien lo creó como ventana de su emprendimiento. Creéme que te entiendo si éste es tu caso. Yo misma tengo un blog comercial que abandoné por el aburrimiento que me causaba usarlo como vitrina virtual de mi servicio. Descubrí dónde estaba el error y cómo encontrar las fortalezas de mi emprendimiento y por eso, me gustaría compartirlo contigo. En el camino, me organizo y me enriquezco con tu aporte.

¿Todavía no te suscribiste?


Dale, Te espero. En la barra lateral hay un casillero todo insulsito y neutral que te invita a desmesurar. Te pide tu nombre y tu mail. Obvio que los datos son secretos y no son usados para otra cosa que para comunicarnos mejor. Después de que te inscribas, vas a recibir un mail para confirmar la acción. No sea cosa que fuese involuntaria o que algún gracioso fuera por la vida suscibiéndote a cosas que no te interesan. Además, para darte y darme un respiro, hasta mañana no te va a llegar otro mail. Eso sí, mañana tenés en tu casilla de correos un mensaje mío con los primeros temas. Descuento que querés saber exactamente cuáles son:
1- El origen de la idea: cuando se te ocurre la peregrina idea de tener un blog.
2- El proceso de formateo o cómo amasar esa idea para darle forma de proyecto y no ir por la vida tirando post sin ton ni son (como supe hacerlo tantas veces...)
3- El nombre. Y ahora que decidí tener un blog, ¿cómo le pongo?
¿Te prendés? De pronto esta parte todavía suena muy básica para vos, pero nunca está demás echarle un ojo a las bases. Te recuerda cosas olvidadas en esos cajones oscuros de la memoria. Ahora me despido sin culpas, porque ya te avisé que saltaras pasos si me conocías lo suficiente y porque toda la catarata de información que escriba te va a llegar por mail y lo podés abrir cuando quieras y como quieras, para leerlo a tu ritmo o no leerlo en lo absoluto. Nos estamos leyendo.