¿Cómo escapar la fatiga de decisiones?

Por Valedeoro @valedeoro

Acabo de volver de la reunión anual de la empresa (en las redes sociales #a8cgm) en Canadá. Una semana sin marido, sin hijos, sin perros, sin responsabilidades más allá de mis retos profesionales. Fue una pequeña excursión al pasado, y al futuro, una mini-pausa de mi vida cotidiana que me permitió recargar las pilas a pesar de la programación intensa de las 7 de la mañana a la media noche.

Por una semana dejé de ser madre. Dejé de preocuparme por la cuestión cena. Dejé de pensar en la lista de tareas, la lista de compras, los horarios a cuadrar. Y sin todas estas pequeñas cuestiones se duplicó mi energía para aprender nuevas herramientas, para compartir con mis compañeros, para avanzar proyectos, y, sí, también para subir un montaña y escaparme de un escape room.

Eliminando decisiones e incertidumbres

Nuestro retiro fue mágicamente organizado. Cada madrugada recibía un mensaje al móvil con el programa del día. Incluía todos los detalles de cuándo y donde iba a desarrollarse cada cosa. Ni siquiera tuve que decidir dónde sentarme a comer - un algoritmo me asignaba la mesa asegurando que conociera nuevas personas en cada comida.

Fue una semana casi sin "fatiga de decisiones", aquel proceso psicológico que te hace comer pasta cuatro veces pro semana. Al haber tomado tantas decisiones durante el día ya on queda energía para decidir qué cocinar, así que pillas lo que hay.

La magia de la rutina

En la vida real yo misma tengo que organizar mi día a día - y sincronizarlo con la familia. Aunque no puedo delegar todas las decisiones, sí que puedo eliminar mucha incertidumbre a través de tres herramientas básicas: los hábitos (que crean rutinas), la planificación y el minimalismo.

Los hábitos te permiten evitar decisiones repetitivas. Por ejemplo, una rutina matutina te facilita empezar el día sin perder energía en decidir qué desayunar.

La planificación te ayuda a tomar decisiones con antelación. Si planificas tus comidas semanales nunca más tendrás que discutir con tu pareja sobre qué cenar por la noche.

El minimalismo es tu aliado en simplificar aquellas decisiones diarias que sí requieren tu atención. Es más fácil escoger entre 33 prendas que enfrentar un armario desbordado. Limpiar una casa despejada es más fácil que cuidar de miles de por-si-acasos y atrapa-polvos.

El mejor día para empezar es hoy

Mis propias rutinas se han visto bastante afectadas por el viaje y el jetlag al volver. Es normal. Los hábitos y las rutinas no llevan bien los cambios. Por suerte el minimalismo no desaparece tan fácilmente y la planificación también se puede retomar con cierta ligereza. Me queda crear estas nuevas rutinas, ahora adaptados a los días de invierno. Aprovecharé el momento para nuevos experimentos e incorporar nuevamente mis prioridades en mi día a día.

El mejor día para crear un nuevo habito era hace tres meses. El segundo mejor día es hoy. ¿A qué esperas?