La organización Mundial de la Salud (1,995), define el estrés como el “conjunto de reacciones fisiológicas que preparan el organismo para la acción”, si lo aplicamos al ámbito laboral de cada persona se podría ajustar la definición como “el desequilibrio entre las demandas profesionales y la capacidad de las personas para llevarlas a cabo”.
Muchas veces resulta complicado distinguir entre el estrés laboral y el de la vida cotidiana, por lo que tanto trabajadores como empleadores deben determinar las fuentes que lo originan para crear un mejor ambiente al corregirlos.
Las fuentes que pueden originar y desencadenar el estrés abarcan desde la sobrecarga de actividades y desorganización laboral, hasta las inadecuadas relaciones interpersonales, por lo que es recomendable localizarlas y eliminarlas para no seguir generando efectos negativos que impacten la vida laboral.
Algunos efectos negativos relacionados, también dependen de la manera de afrontarlos, cuando las formas de afrontarlo no son efectivas, la persona puede presentar enfermedades propias del estrés, desde padecimientos físicos como dolores de cabeza, gastritis, colitis, hipertensión hasta infartos por lo que debemos aprender a manejarlo.
Los especialistas del Instituto de Investigación de Salud Ocupacional del Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS) de la Universidad de Guadalajara México, Manuel P. Moreno comenta al respecto “hoy en día aunque el estrés sea muy común, no quiere decir que debamos padecerlo”.