Las palabras no sólo tienen un étimo también poseen un futuro, éste no nos lo pueden enseñar ni en las escuelas ni en las universidades, el futuro de las palabras está en las personas que sienten su propia creatividad y desde ella se sienten creadoras de la humanidad, no viendo un lastre en el pasado, una mochila con la que cargar, sino un punto de apoyo que se honra superándolo. Quienes creen más en el pasado que en su propio poder creativo necesitarán encaminarse al futuro con la mochila llena de víveres de las autoridades del pasado, y llamarán utópicos a quienes caminan ligeros, sin huir de nada, pero respetando todo su pasado.
El futuro es de los que son capaces de amarlo y crearlo con sus propios sueños, crearlo significa tener claro de dónde partes y a dónde vas, es decir, tener la lucidez necesaria para equilibrar a nuestro Sancho y a nuestro Quijote.