Hoy día, muchos jóvenes acuden a la universidad puesto que las nuevas generaciones tienen un nivel de formación muy elevado. Tanto es así, que la mayoría de los jóvenes no sólo tienen una licenciatura sino que también, dominan algún idioma, como por ejemplo, el inglés. Incluso, es muy habitual que un licenciado complete sus conocimientos teóricos con la realización de un master. Pues bien, algunos estudiantes sufren alguna etapa de dificultad a lo largo de la licenciatura. Por ejemplo, suele ser habitual que muchos alumnos noten tanto el cambio del instituto a la universidad que sufran ante los malos resultados obtenidos en los primeros exámenes.
Ante este hecho, algunos jóvenes son muy críticos consigo mismos porque además temen decepcionar a sus padres. Un resultado académico nunca debe de relacionarse con la propia valía personal puesto que una nota no tiene nada que ver con la autoestima. Un resultado obtenido en un examen simplemente muestra el nivel de conocimiento en concreto sobre determinada materia. Por eso, una nota también debe interpretarse de forma positiva como un estímulo de la superación personal.
El éxito de un estudiante remite a la organización eficaz del tiempo en las horas de estudio. El error de muchos alumnos es comenzar a preparar un examen tres días antes del mismo. Por el contrario, es esencial llevar el temario de las asignaturas al día para poder dominar de la mejor forma posible cualquier contenido.
Además, también debemos asumir que el ser humano sufre momentos de todo tipo en el terreno personal. Es decir, en una situación de tristeza, cualquier alumno tendrá más desmotivación y apatía a la hora de estudiar. También sucede que cuando un joven se enamora, es tal la idealización del sentimiento que le cuesta un gran esfuerzo poder concentrarse para preparar un examen. Es decir, dependiendo de las circunstancias personales, cualquier alumno estará más o menos receptivo para el estudio.